lunes, 20 de agosto de 2018

Corrupción: lecturas y consecuencias

Transitamos hoy el día 20 de agosto de un 2018 bullente y convulsionado.
En la Argentina es feriado pues se conmemora la muerte del General San Martín, acaecida un 17 de agosto. Por tanto, este posteo ya denota una inconsistencia, algo tan común de comprobar si se habita en este país tan extraño. Por qué los feriados de Carnaval son inamovibles y el homenaje al héroe nacional por antonomasia puede correrse?
En fin, no era éste precisamente el disparador de esta nueva entrada.
Mi despertar se produjo bien temprano, como es costumbre, con pocas horas de descanso y resaca de sueños, pensamientos, elucubraciones, ecos de charlas sostenidas durante la joven madrugada, imágenes que me quedaran de programas televisivos y textos que repasara en la víspera.
Toda una espesa niebla que recién terminara de diluirse en los vapores del baño y la ducha caliente.
Como siempre, la radio estaba encendida en la emisora acostumbrada y en el programa habitual por esas horas.
El periodista Marcelo Longobardi consultaba al sociólogo Alejandro Catterberg, director de Poliarquía, acerca del impacto que hasta el momento viene generando esta "Caja de Pandora" que resultara esta megacausa ya conocida como GLORIA GATE.
Mientras la pava para el mate silbaba con insistencia mi compostura se vio momentáneamente comprometida: el analista señalaba que todo el magma de corrupción que continúa emergiendo del volcán de los tribunales de Comodoro Py no hacen más que robustecer la desconfianza de la gente hacia todo el mundo de la política. En paralelo, asimismo, sostenía que mientras la valoración positiva del Gobierno se encuentra estable -1% arriba respecto de un mes atrás-, en el conurbano bonaerense creció un 7% la imagen positiva de la expresidente Cristina Kirchner, que ganaría hoy a nivel nacional con cierto margen si se llevasen a cabo las elecciones presidenciales. 
La lectura puede ser amplia.
En primera instancia podría sostener que no sería éste, precisamente, el momento de las consultoras. Hace tiempo se han transformado en operadoras de distintas corrientes políticas y la gente con criterio toma con pinzas las distintas conclusiones que éstas nos transmiten.
Luego, no puede soslayarse la actitud volátil del electorado, en buena parte desinformado e inculto.
Aunque no es eso lo más grave, lo es en cambio que en amplios segmentos de todos los sectores -altos, medios y bajos- de nuestra sociedad, la lucha contra la corrupción no termina siendo una condición sine qua non a la hora de calificar la gestión de un Gobierno mientras se tenga dinero en el bolsillo. 
Más allá del origen que éste tenga o de si la coyuntura momentánea de otrora haya sido un mundo de fantasía que irresponsables al poder le hayan creado.
Avanzo en esta entrada y el pase de programas entre Marcelo Longobardi y Jorge Lanata, por Radio Mitre, pone de manifiesto esta conclusión: si se instala esta realidad terminaremos mereciendo todo lo malo que nos pasa.
Buena parte de la ciudadanía sigue con enceguecido dogmatismo los falsos postulados del modelo kirchnerista.
A pesar de que el precedente Gobierno, el que los instalara, no haya dejado nada sin romper, ni caja sin vaciar, ni obra pública de la que dejara de exprimir generosos y espurios dividendos.
A pesar de que el dinero robado directa o indirectamente al Estado -la gente- haya sido apretujado en bolsos, trasladado en aviones presidenciales a bóvedas particulares de Santa Cruz o transportado a paraísos fiscales del exterior.
A pesar de que esa ruinosa y patética gestión haya generado más sangría de dinero público que las de Idi Amín, el Sha de Irán, Ferdinando Marcos o "Papá Doc" Duvallier juntos; y ésto mientras buena parte de ellos defecaban en pozos, sus calles no tenían asfalto y los trenes en los que viajaban como ganado colisionaban.
Soy de los que piensan que en países como el nuestro los cambios deben ser progresivos.
Que el gradualismo debe aplicarse en todos los órdenes hasta que el Poder Ejecutivo cuente con el poder político suficiente como para apretar el acelerador o dar el certero golpe a estamentos reaccionarios y eternamente levantiscos.
Porque -que no haya dudas-, si Macri no hubiese sido tiempista se lo hubiese terminado comiendo el Club del Helicóptero.
Y también soy de aquellos conscientes de que el cambio que la coalición de Cambiemos ha instaurado en la Argentina es una semilla que seguirá germinando más allá de aciertos y errores, de cisnes negros foráneos o de tierra adentro, o del comportamiento de la lira turca o de la sequía en nuestra zona núcleo.
Las imágenes que se están viendo son fuertes. Pero no bastan: acaso haga falta ver dinero enterrado en grandes cantidades para convencer a los incrédulos consuetudinarios.
La tarea del Gobierno y de los ciudadanos de bien es explicarles a distraídos e ignorantes que no se puede salir del kirchnerismo sin costos.
La foto de hoy es contradictoria, mas es apenas una foto.
La película, no obstante, aún no terminó.
Y no tengo dudas de que tendrá un final feliz...


@Druidblogger



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