sábado, 27 de abril de 2019

UN GESTO

Un gesto.
En el momento quirúrgico, que no debería demorarse.
Una actitud que podría restituirle un crédito que hizo trizas desde una dialéctica desafortunada más que por los hechos.
Una decisión que contribuiría a despejar el camino hacia la credibilidad de los mercados, que a la postre son quienes mandan. Así como a la sedación parcial de una ciudadanía fácilmente irritable y a la cesión de la posta a personajes menos golpeados en imagen.
No tanto por lo que exija el Círculo Rojo, ese poder subyacente de mandato indefinido, sino porque empezaría a dictarlo el sentido común.
Debo reconocer que desde que la coyuntura económica y social empezara a enrarecerse, la idea de ceder la candidatura a presidente no era algo que pasara por mi cabeza.
No sólo porque Mauricio Macri es el ideólogo y fundador del PRO, alma mater de una fuerza nueva constituida en parte por gente que no provenía sólo desde la política sino también desde el emprendedurismo y desde las ideas. 
Tampoco por ser referente esencial de CAMBIEMOS, ni haber sido ungido oportunamente como GLOBAL CITIZEN, ni haber organizado una impecable reunión del G20 en la que quedara de manifiesto el total apoyo a sus políticas por parte de las naciones más desarrolladas del planeta.
No lo esperaba porque no lo deseaba. 
Y sépase, tampoco lo "deseo",  porque sí le creo a sus intenciones. Pero éstas deben ser acompañadas por resultados más contundentes.
Francamente le fui tomando afecto a su figura de hombre dialogal y verdaderamente "sincero", más allá de sus expectativas generosas, de confiar en sus asesores a pesar de los errores de cálculo, de sostener con testarudez a ciertas figuras y de no coserse la boca, tan emocional, en tiempos en los que todo el mundo mide con calibre cada una de sus palabras.
Pero conversando en la víspera con alguien que sabe mucho y a partir de su más que confiable criterio, interpreté  que ceder la candidatura presidencial a María Eugenia Vidal sería una decisión inteligente.
Por varios motivos.
Primero porque María Eugenia, si bien cincelada en la política por él, no tiene manchas, ni un pasado familiar cuestionable, ni un patrimonio millonario.
Segundo porque en el escenario en el que se mueve es la figura de mayor imagen en el país, respetada por aliados y opositores, y con el plus de no generar espanto entre los inversores.
Tercero porque descolocaría a Cristina, quien hoy resucita inexplicablemente -no tanto- a la consideración popular. Y no sólo: mano a mano, en elecciones presidenciales, María Eugenia Vidal destrozaría a la descendiente lejana de arquitectos egipcios -a ella y a cualquier otro candidato-.
Cuarto, porque haría más tolerable la larga espera de seis meses que desde hoy restan para los comicios de octubre; una suerte de tregua para el Gobierno, tan castigado desde varios meses, que le posibilitaría concluir con más decoro su gestión. O acaso el crecimiento del RIESGO PAÍS no obedece en buena medida al terror a la posible vuelta del populismo?
Quinto, porque Macri no caería en el egoísmo, pecado que cometieron todos los presidentes que lo precedieran desde el retorno de la democracia, incluyendo a Alfonsín -que cuando pergeñaba un sistema parlamentarista buscaba que la figura presidencial se tornase más inexpresiva para pasar a ser él mismo el Primer Ministro-.
Sexto, sería un paso virtuoso en su camino a la madurez como político: reconocer que en este momento es más lo que aleja que lo que atrae.
Séptimo, porque a pesar de que "en la cancha se ven los pingos", María Eugenia demostró tener coraje de sobra, capacidad de gestión, coherencia y decisión propia gobernando la provincia más grande, más productiva y con mayor peso electoral del país luego de romper una hegemonía peronista de 3 ruinosas décadas.
Octavo, porque podría, a futuro, posicionar a Macri para otra presidencia, una nueva chance, con un intervalo en el que el Gobierno estuviese a cargo de una figura promovida y creada por él mismo que continúe su política de inserción de Argentina en el mundo. 
Noveno, porque ayudaría a culminar su mandato constitucional como el primero no peronista en 90 años.
Décimo, porque para una sociedad enfocada en dar más oportunidades a las mujeres, tener una presidente que haga despegar al país sería no sólo maravilloso, sino que después de dos experiencias  peronistas catastróficas -Isabel Perón y Cristina Kirchner- daría verdadero sentido al adagio popular que reza que "la tercera es la vencida".
Luego de sintetizar lo mejor que pude las razones antedichas estoy algo más cerca en consideración de esa jugada.
No es que esté del todo convencido, acaso escribiendo estos puntos intente convencerme a mí mismo de algo que no hubiese querido analizar.
En términos ajedrecísticos, con la querida Mariú como candidata CAMBIEMOS haría un Jaque a la Reina, que perdería las elecciones -y los fueros?-, así como los jueces en Comodo Py, en consonancia, irían perdiendo el cagazo
Con un pueblo que en buena parte vota con el bolsillo la economía debería verse como una CIENCIA SOCIAL.
En ese estado de cosas, con incertidumbre cambiaria y de inflación que no cede, tal vez esté haciendo falta un gesto.
Un gesto de grandeza que haría más valioso el gran aporte que Mauricio Macri le ha dado a la vida de los argentinos, a pesar de la pequeñez analítica de muchos y del cortoplacismo de la mayoría...


Pablo  /  @Druidblogger











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