No me es sencillo escribir hallándome todavía convaleciente de una intervención quirúrgica.
Menos aún después de recibir una factura de gas 16 veces más cara que la inmediata anterior, a ojos vista un colosal error de la prestadora del servicio que, a pesar de mi estado, deberé solucionar en la inmediatez más extrema.
Con las salvedades presentadas entro de lleno al meollo del asunto, el que motiva el posteo.
Caía la ecuatorial y bochornosa noche de la víspera cuando escuché por la radio que el nombre de la esposa de Sergio Massa, Malena Galmarini -hija del otrora menemista Fernando Galmarini- sonaba para la candidatura a la vicegobernación de la Provincia de Buenos Aires. Secundando nada menos que a Martín Insaurralde, intendente cristinista del Municipio de Lomas de Zamora aunque vecino del barrio de Puerto Madero junto a la pulposa Jesica Cirio.
Por cierto no me sorprendió, como ya nada me sorprende a esta edad y viviendo en un país signado por un infeliz destino desde el año 1946. Sólo me confirmó que tal como reza el viejo adagio, "entre gitanos no habrán de adivinarse la suerte".
La noche fue larga, como la de cualquier sufriente, y entre otros aspectos rumié en su discurrir lento esa oscura noticia, impensable poco tiempo atrás.
La jornada ya había ofrecido en La Matanza, reducto peronista por antonomasia, un Congreso Justicilista en donde para demostrar unidad convergieron figuras tales como Máximo Kirchner, Roberto Baradel, Hugo Yasky, Hugo Moyano, Verónica Magario, Fernando Espinoza, distintos intendentes que militan en Unidad Ciudadana y hasta representantes comunales que engrosan el massismo. Toda una pléyade siniestra, una gavilla de personajes con prontuario frondoso.
A poco de despertar, bien temprano, escuché por la misma emisora que el Dr. Eduardo Duhalde, expresidente de la Nación que decretara la devaluación más grande de los últimos tiempos, nos despojara de los ahorros y al finalizar su gestión dejara como legado al matrimonio Kirchner, era el abogado patrocinante del juez Carzoglio, un magistrado sometido a juicio político por haberse negado a encarcelar por asociación ilícita al líder camionero Pablo Moyano y por mal desempeño en un sinnúmero de causas precedentes.
Ya más avanzada la mañana leí otra información que iba en la misma sintonía: Eduardo Duhalde y Hugo Moyano se aprestan a visitar a la expresidente Cristina Kirchner, la misma que hace unos quince años comparaba al primero con "El Padrino" y quien en todo su segundo período de Gobierno quería ver al segundo cocido en su propio vino por tanto reclamo vehemente, por creerse "el Lula argentino" y por sus buenas migas con Mauricio Macri, por entonces Jefe de Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires.
Durante el día, que ya casi agoniza, hice de mi mesa una modesta sucursal de la oficina, y mientras avanzaba en aspectos inherentes al trabajo la radio nuevamente me traía otra perlita negra: el Dr. Duhalde manifestó recientemente que "la pasionaria de Tolosa" le habría expresado por mensaje que "no veía mal a Roberto Lavagna como precandidato presidencial" para las próximas elecciones. Efectivamente, el exministro de la cartera económica en primer término de Eduardo Duhalde y quien lo ayudara a hacernos más pobres en el triste año 2002, incapaz además de sacarnos del default decretado en 2001 por el "compañero" Adolfo Rodríguez Saá y quien en 2005 dejara "de garpe" al presidente Kirchner, escandalizado que estaba por la cartelización de la obra pública y ofendido con el estrábico sureño desde que éste, en una actitud tan propia de quienes se sienten los patrones de la estancia, le tocara literalmente la cola.
Nada es casual en la sordidez que acusa el submundo peronista, un verdadero infierno dentro de nuestra querida tierra de promisión, tan vilmente profanada y saqueada por quienes dicen trabajar "por la dignidad del pueblo". De otro modo la bancada justicialista, en sus distintas vertientes, no habría dinamitado la intención oficialista de dar fuerza de ley a la Extinción de Dominio.
Más que obvio, el peronismo nunca iba buscar que volviera al Estado -léase, a la gente- lo que el mismo peronismo se llevara en bolsos y valijas a cuantiosas bóvedas y a distintos paraísos fiscales.
El número de los fondos que se evaporaron por impericia o por malas artes es variable según la fuente, pero el de U$S 300.000.000.- viene cobrando mucho sentido y cada vez se acerca más -y hasta podría superar, sin dudas- al PBI que -se dice- nos está faltando.
Es una enormidad, fundamentalmente en un contexto en el que se anunciaban varias veces las obras que no se hacían o se llevaban a cabo parcialmente y con un sobreprecio del 50%.
Otra prueba de la búsqueda justicialista de impunidad la corporiza el senador Miguel Ángel Pichetto - seguramente uno de sus exponentes más dialogales-, quien ya desde el año último y por más de haberse encargado de publicitarse como en las antípodas de Cristina Kirchner, consiguiera imponer su doctrina en la Cámara Alta: un senador no podría ser despojado de sus fueros hasta tanto no exista una sentencia firme en su contra.
Me pregunto cuántas pruebas más se requieren para sentenciar a la expresidente y actual senadora Fernández de Kirchner. Este lunes, por caso, deberá declarar en los tribunales de Comodoro Py por ocho causas distintas. Hasta ahora se valió de la presentación de escritos, de solicitar postergaciones, de dilaciones urdidas desde su asesoría letrada, contando siempre con la complicidad de buena parte de la justicia.
Lo cierto es, empero, que hace un año era a nivel político una suerte de leprosa, nadie la quería cerca ante el riesgo de la contaminación de su propia imagen.
Incluso llegó a hacer las paces con su exjefe de Gabinete, Alberto Fernández, a quien tildara cuando menos de traidor cuando éste manifestara, hasta en los medios del Grupo Clarín, no haber estado nunca al tanto del robo que en esa larga década se cocinaba en el corazón del feudo kirchnerista.
Hasta el camaleónico Felipe Solá, otro que brindó su generoso aporte para devastar a la más grande y populosa de las provincias, se viene acercando progresivamente a Cristina. Lo blanqueó el año pasado al sostener que no le gustaría verla presa.
Ni falta hace recordar que cuadros como Juan Grabois, en su caso de inocultable cercanía al Papa Francisco, hablan de una Cristina distinta, más madura, más serena. Casi una guía espiritual, prácticamente un ser de luz...
Habrá que prestar atención, entonces, a lo que esta gente nos viene diciendo desde siempre: "Los peronistas somos como gatos: cuando parece que nos peleamos nos estamos reproduciendo".
La semana pasada la Suprema Corte de Justicia, con mayoría peronista, dictaminó que el Gobierno del presidente Macri deberá indemnizar a la provincia de San Luis en $ 15.000.000.000.- por coparticipación retenida por parte de un gobierno también peronista, justamente el precedente, el de la viuda negra que en un país normal debería llevar a esta altura años de reclusión o de justificada privación de la libertad.
Extraña esta sentencia? En lo más mínimo! El turbio juez Lorenzetti, flanqueado por sus aliados peronistas de la Corte, operó a fin de que en el último año de gestión cambiemita, en medio de una difícil coyuntura económica y social y en las gateras de la campaña electoral, explotara esta potente bomba dejada por Cristina.
Beneficiados, pues, "los dueños" de la provincia puntana, los hermanos que otrora defenestraban a la señora cuando no se les pagaba y ahora se le acercan cuando ésta prepara un eventual -y penosamente plausible- retorno al poder.
Y es un precedente peligroso ya que similar sentencia recibiría a favor la provincia de Santa Fe, pero por un monto tres veces más elevado.
Un dislate, o más aún, un cruel dictamen que castiga a un Gobierno que con errores y aciertos viene combatiendo contra una herencia descomunalmente pesada. Y en lo personal contra el mismo presidente Macri, quien en más de una oportunidad se esmerara en amortiguar la furia que contra el magistrado desparramó la valerosa Lilita Carrió.
Entretanto, Lavagna y Massa plantean un "Pacto de la Moncloa argentino" sin el más mínimo atisbo de vergüenza.
Es imprescindible que ante este crudo escenario los argentinos de bien no bajemos la guardia, que no nos aletarguemos, y mucho menos que claudiquemos en la premisa de accionar y de manifestarnos del modo más efectivo y racional en pos de no revivir viejas pesadillas.
Aunque nos parezca que todos los caminos conducen a Roma. Pero a la Roma de Nerón.
Si bien ahora el ominoso incendio esté siendo provocado por los incorregibles muchachos peronistas, que cada vez que no son Gobierno se presentan como los bomberos...
Pablo / @Druidblogger

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