Pequeño archipiélago de 12.200 km2 que en 1833 nos fuera secuestrado por la voracidad imperialista de la Corona Británica.
Viví mi infancia siendo consciente de ese despojo, perpetrado por una Nación insular que desde el despertar de la historia surcara los confines del globo con flotas memorables, de bajeles de amplios velámenes y potentes cañones.
Por entonces las islas no ocupaban demasiado espacio en los programas escolares de Historia y Geografía.
Sin embargo, una mañana como la de hoy del año 1982 los medios de comunicación nos despertaban con la noticia de su recupero -a la postre fugaz- dirigido por los altos mandos de la Junta Militar como manotazo de ahogado e irresponsable espíritu patriotero.
Viví mi infancia siendo consciente de ese despojo, perpetrado por una Nación insular que desde el despertar de la historia surcara los confines del globo con flotas memorables, de bajeles de amplios velámenes y potentes cañones.
Por entonces las islas no ocupaban demasiado espacio en los programas escolares de Historia y Geografía.
Sin embargo, una mañana como la de hoy del año 1982 los medios de comunicación nos despertaban con la noticia de su recupero -a la postre fugaz- dirigido por los altos mandos de la Junta Militar como manotazo de ahogado e irresponsable espíritu patriotero.
La gesta, enorme y heroica, fue la de ese ejército de valerosos muchachos, casi niños, 660 de los cuales jamás regresaron, y muchos de los que volvieran jamás se recuperarían del estrés postraumático, del olor a la muerte, del frío, del abandono a su suerte, de las miradas tiesas de compañeros bañados en sangre, del réquiem que ejecutaban los bombarderos Harrier mientras lanzaban su pesada artillería.
Han pasado 37 años ya de aquel episodio, de aquella brecha que se abriera en nuestra historia y en nuestra carne, y la realidad es la siguiente: hoy los "falklanders" llevan un gran estándar de vida y se mueven en un clima de orden, prosperidad, hábitos marcadamente británicos, sin corrupción, con una Gobernación que no les hace faltar nada, sin delincuencia, sin flagelos como la droga y con una interacción creciente con el mundo: sus tiendas se hallan atiborradas de productos de distintas latitudes y se fomenta el viaje a Gran Bretaña de los más jóvenes, que allí quedan por un tiempo y vuelven capacitados.
Se imaginan hoy a esa gente viviendo bajo nuestra órbita con un 40% de inflación?
Parece difícil.
Cuando por algún motivo alguien necesitara de atención médica de alta complejidad la Gobernación paga el viaje de 3 horas en avión hacia Chile, donde tienen firmado un convenio, así como la internación completa.
Lo cierto es que el Gral. Galtieri les dio sin querer una chance de cambiar su destino para siempre.
Vaya si la aprovecharon.
Ya no son "kelpers", tienen el status de británicos en territorio de ultramar, y en sus islas -tan nuestras en el pasado, en nuestra placa continental y en nuestro corazón- se exploran gas y petróleo y se pesca en gran escala.
Hay muchos modos de "invadir" un territorio, como podrá verificarse.
Cuando por algún motivo alguien necesitara de atención médica de alta complejidad la Gobernación paga el viaje de 3 horas en avión hacia Chile, donde tienen firmado un convenio, así como la internación completa.
Lo cierto es que el Gral. Galtieri les dio sin querer una chance de cambiar su destino para siempre.
Vaya si la aprovecharon.
Ya no son "kelpers", tienen el status de británicos en territorio de ultramar, y en sus islas -tan nuestras en el pasado, en nuestra placa continental y en nuestro corazón- se exploran gas y petróleo y se pesca en gran escala.
Hay muchos modos de "invadir" un territorio, como podrá verificarse.
No siempre se hace cabeza de playa desde paracaídas o barcos: uno de cada tres habitantes de las islas es chileno.
No podríamos haber hecho lo mismo nosotros, que incluso estamos un poco más cerca?
Una colonización cultural, de mixtura, de compartir costumbres, de promover nuestros productos, de inocular pacíficamente el virus de la mejor argentinidad.
Mucho más inteligente fue, sin dudas, la época en la que el canciller Guido Di Tella, en los '90, envió para los niños isleños ositos de peluche como obsequio. Parecería hasta un gesto pueril, casi inocuo, hasta cándido.
Nos hemos preocupado desde 1982 por la suerte de las islas y jamás por nuestras fronteras continentales, tan permeables al accionar del narcotráfico, el contrabando, la inmigración ilegal y las células terroristas dormidas.
Ya desde épocas del Virreinato del Río de la Plata vimos cómo nuestro territorio disminuía ante el avance progresivo de la Capitanía de Chile, cómo se perdía el Alto Perú, el extremo meridional del Rio Grande do Sul, la Colonia del Sacramento.
Mucho más inteligente fue, sin dudas, la época en la que el canciller Guido Di Tella, en los '90, envió para los niños isleños ositos de peluche como obsequio. Parecería hasta un gesto pueril, casi inocuo, hasta cándido.
Nos hemos preocupado desde 1982 por la suerte de las islas y jamás por nuestras fronteras continentales, tan permeables al accionar del narcotráfico, el contrabando, la inmigración ilegal y las células terroristas dormidas.
Ya desde épocas del Virreinato del Río de la Plata vimos cómo nuestro territorio disminuía ante el avance progresivo de la Capitanía de Chile, cómo se perdía el Alto Perú, el extremo meridional del Rio Grande do Sul, la Colonia del Sacramento.
Incluso en tiempos modernos aún nos corren los mojones los gendarmes chilenos y bolivianos ante nuestra pasividad diplomática y militar.
Nuestras ciudades fronterizas son pequeñas si las comparamos con aquellas que se encuentran del otro lado de la demarcación limítrofe: ver los casos de La Quiaca y Villazón, Puerto Iguazú y Ciudad del Este/ Foz do Iguazú, Paso de los Libres y Uruguayana, Santo Tomé- Sao Borja, Colón- Paysandú.
Desde hace décadas, donde termina la Patria se oyen con más potencia y nitidez las frecuencias de radios extranjeras que las locales.
También desde el dial y el éter se puede invadir...
Durante el kirchnerismo, con frescura casi contemporánea, se blandía histéricamente la bandera de la soberanía en foros internacionales mientras se instalaba una base militar china en el centro de la patagonia.
Se buscaba complicidad internacional para el recupero del archipiélago mientras se nos llenaban las villas miseria de extranjeros ilegales, de la mano de los cuales crecía exponencialmente el delito en Capital, el Conurbano y adyacencias.
Durante el kirchnerismo, con frescura casi contemporánea, se blandía histéricamente la bandera de la soberanía en foros internacionales mientras se instalaba una base militar china en el centro de la patagonia.
Se buscaba complicidad internacional para el recupero del archipiélago mientras se nos llenaban las villas miseria de extranjeros ilegales, de la mano de los cuales crecía exponencialmente el delito en Capital, el Conurbano y adyacencias.
Vaya contradicción.
Si no podemos cuidar siquiera la suciedad de las calles y los graffitis en los frentes.
Al menos últimamente tenemos un más civilizado vínculo binacional; incluso la premier británica, que vino en visita a la Argentina en ocasión de ese gran hito que fuera la reunión del G-20, tuvo conceptos elogiosos para con la gestión del presidente Macri.
Por tanto, mirémonos en ese espejo que la conducción actual nos ofrece, no desde los gritos, no desde la petulancia. Sépase que cada tanto, algún argentino que viaja a Malvinas enseguida "muestra la hilacha": saca la bandera y canta el himno con resentimiento y a modo de afrenta, no por verdadero sentimiento patriótico. La consecuencia es que nos miren con desconfianza y sus ciudadanos propongan medidas más rígidas para con nosotros.
Desde la buena voluntad se pueden conseguir conquistas más duraderas.
Ya se han reconocido muchos cadáveres y se permite la visita de familiares de víctimas enterradas en Darwin, un enclave argentino en donde la gente puede honrar y llorar a sus muertos.
Al menos últimamente tenemos un más civilizado vínculo binacional; incluso la premier británica, que vino en visita a la Argentina en ocasión de ese gran hito que fuera la reunión del G-20, tuvo conceptos elogiosos para con la gestión del presidente Macri.
Por tanto, mirémonos en ese espejo que la conducción actual nos ofrece, no desde los gritos, no desde la petulancia. Sépase que cada tanto, algún argentino que viaja a Malvinas enseguida "muestra la hilacha": saca la bandera y canta el himno con resentimiento y a modo de afrenta, no por verdadero sentimiento patriótico. La consecuencia es que nos miren con desconfianza y sus ciudadanos propongan medidas más rígidas para con nosotros.
Desde la buena voluntad se pueden conseguir conquistas más duraderas.
Ya se han reconocido muchos cadáveres y se permite la visita de familiares de víctimas enterradas en Darwin, un enclave argentino en donde la gente puede honrar y llorar a sus muertos.
Hagamos Patria, claro, pero empezando acá, en casa.
Cuidemos nuestro terruño comenzando por nuestro barrio, por nuestra parroquia, nuestro templo, nuestra familia, nuestras calles.
Usemos bien la herramienta del voto, paguemos nuestros impuestos, trabajemos duro, seamos solidarios e inteligentes, no caigamos fácilmente en el chauvinismo o en falsos nacionalismos que jamás nos han llevado a buen puerto.
Luego, el tiempo dirá si estamos para conseguir cosas mayores.
Pero NUNCA, nunca olvidemos el heroísmo de esa muchachada corajuda, argentina y morocha, noble y de buena madera, mandada al matadero a vérselas contra un enemigo temible, con un sitio a la capital, Puerto Stanley -Operación Rosario- que aún es estudiado y elogiado en todos los Colegios Militares de la Tierra.
Honor y Gloria para esos bravos soldados, y prohibido olvidar!
Pablo / @Druidblogger
Usemos bien la herramienta del voto, paguemos nuestros impuestos, trabajemos duro, seamos solidarios e inteligentes, no caigamos fácilmente en el chauvinismo o en falsos nacionalismos que jamás nos han llevado a buen puerto.
Luego, el tiempo dirá si estamos para conseguir cosas mayores.
Pero NUNCA, nunca olvidemos el heroísmo de esa muchachada corajuda, argentina y morocha, noble y de buena madera, mandada al matadero a vérselas contra un enemigo temible, con un sitio a la capital, Puerto Stanley -Operación Rosario- que aún es estudiado y elogiado en todos los Colegios Militares de la Tierra.
Honor y Gloria para esos bravos soldados, y prohibido olvidar!
Pablo / @Druidblogger

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