jueves, 1 de noviembre de 2012

Voto joven, prácticas viejas


El voto a partir de los 16, desde anoche, ya es ley en la Argentina.
En forma escandalosa y brutal, modalidad a la que nos hemos venido acostumbrando los argentinos, infelizmente, desde que la "profundización del modelo" se transformara en un mantra que los acólitos del Kirchnerismo empezaran a repetir en todo ámbito en donde hubiese un micrófono apostado.

Un proyecto, éste de la joven ley, que comenzara viciado de marcado interés electoralista, cuando los jóvenes -y no tanto- de La Cámpora, ungidos por EL y ELLA como la guardia pretoriana de un proyecto que se viene tambaleando, empezaran a hacer politiquería y proselitismo en escuelas, incluyéndose pequeños centros del nivel inicial. Un "entrismo" por demás cuestionable, desde todo ángulo, máxime cuando sólo podría ser practicado por fervorosos adherentes al oficialismo y con recursos provenientes del Estado; para ello, basta la cabal prueba de la entrega de material bibliográfico editado por el mismísimo Ministerio de Educación. Esas visitas a colegios, asimismo, estuvieron signadas por la distribución de banderas de la facción kirchnerista y del discutido juego del "Héroe colectivo", actitudes manifiestamente sesgadas y portadoras del sello del adoctrinamiento temprano con las que no se busca, empero, el robustecimiento de la Democracia -como nunca maltratada desde su retorno- sino, por el contrario, la erección de una pseudodemocracia de discurso único.

Es ya ley el proyecto del inefable Aníbal Fernández, hábil político de trinchera que no teme pasar por el alambre de púas de la confrontación. Resulta cuando menos risueño, sino directamente indignante, escuchar las razones que esgrime al promover el "voto joven" y el supuesto espíritu integrador y republicano que lo alimenta; mientras tanto, la sociedad se encuentra dividida como nunca, con peor distribución del ingreso que en los años del maldito neoliberalismo, así como con el mayor porcentaje de jóvenes adictos y desertores escolares de toda América del Sur.

Cantos de sirena los argumentos oficialistas, tantas veces comprados por opositores con despiste crónico. Pues el "ir por todo" incluye ir hasta por nuestros hijos, cooptarlos, chuparles desde temprano sus ideas e inocularles el veneno ideológico. Eso pretende el oficialismo, no cabe duda, más allá de que pueda equivocarse en su lectura apriorística, sea por necesidad de más electores, sea por optimistas presunciones acerca de lo que éstos puedan votar finalmente.

Es ley, después de todo, aún cuando podría haber tenido un tratamiento más responsable, mayor debate, menor inmediatez -pues se la buscaba aprobar, tal como finalmente ocurrió, para las elecciones legislativas de 2013-. Pero no, en la "escribanía" del Congreso de la Nación el oficialismo no necesita sólo ganar, sino también provocar, agredir, vituperar. La diatriba vergonzosa del impresentable "Cuervo" Larroque hacia la oposición, en complicidad con el Presidente de la Cámara de Diputados, Julián Domínguez, buscó  y con sumo éxito justamente eso, haciendo abuso, por cierto, de la mayoría parlamentaria que el Frente para la Victoria ostenta. O dicho en buen romance, como fiel soldado de la causa intentó demostrar quién es realmente el que la tiene más larga en la comarca. Y entre gritos y descalificaciones, queda eso como imagen final, lo que realmente fue: una ley sacada a la fuerza, prácticamente de prepo, con la velocidad a la que los tortuosos y acotados tiempos obligan. Casi una relación sexual consentida con un revólver en la sien.

Noche triste, de lipotimias e hipotensiones, de ecos de per saltums, y en la que aún resonaban las fulminantes palabras del Dr. Zaffaroni hacia los falaces y "violentos" medios de comunicación.

Noche en la que queda una foto ineludible: la de un Kircherismo que se termina mostrando, como siempre, tal cual es.

Por otro lado, aunque la mona se vista de seda...

Pablo, el druida

2 comentarios:

  1. Portentoso. Claro. Hacer un comentario cargado de adjetivaciones sería corromper lo claro del texto. Un abrazo

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  2. Brillante, reflejo de una realidad triste, en la que ya hemos perdido la capacidad de asombro.

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