viernes, 28 de marzo de 2014

La década secuestrada

Languidece marzo.
Como hasta hace muy poco lo hiciera el verano, por estos tiempos ya en las difusas latitudes del purgatorio.
Han transcurrido apenas 24 horas desde que las noticias del mundo económico ensombrecieran aún más, si fuere ésto posible, nuestras ya flacas perspectivas de futuro. Mientras éstas se instalaban venían a mi mente, presurosos, los ecos de un antológico paralelismo que elaborara hace unos años nuestra madre putativa cuando presentaba, por cadena nacional y secundada por su corte de lacayos, al escandaloso sistema del "Fútbol para Todos". En aquella ocasión ELLA nos hablaba a 40 millones de argentinos de goles secuestrados.
Ayer volvió a dirigirnos la palabra, con sonrisa prefabricada y un insoportable rictus de patético histrionismo, como si nada grave aconteciera en las calles y barriadas, muy lejos de la monolítica seguridad que a ella la circunda. Porque claro está que a quienes andamos de a pie y no viajamos cotidianamente en helicóptero nos están matando como a chanchos, nos viven robando, maltratando, ultrajando, secuestrando...
Tampoco deslizó media palabra, siquiera, acerca del largo y ya inaceptable paro docente, a pesar de tener a su lado al mismísimo y pusilánime gobernador del caótico distrito bonaerense.
Para qué habría de hacerlo? Para tener que reconocer que la génesis de tamaño conflicto sindical se encuentra enraizada en la misma inflación que su lamentable gestión no ha podido derrotar?
Sí, en cambio, entre otros dislates variados -incluyendo algunos del universo repostero- se refirió "maternalmente" a que el recorte de subsidios a los servicios de agua y gas no constituye para la gente un ajuste, a pesar de que tanto golpearán a la por demás sufrida clase media argentina.
Es tal el status quo, es tan preocupante la coyuntura, que indigna sobremanera que elijan el peor de los momentos para tomar una medida como esa. Pues lo hacen luego de haber devaluado nuestra moneda un 25% en tan sólo dos meses, en medio del tironeo de duras paritarias, de aumentos generalizados de precios, de tan tremenda carga impositiva, de menor crecimiento y de una creciente efervescencia social.
Subsidios recortados extemporáneamente, clases que aún no empiezan en medio país, no son otra cosa que educación y subsidios secuestrados. Tanto como fuera secuestrada nuestra credibilidad como Nación, ayer mismo, cuando el Indec -que tan sólo un mes antes hablaba de un crecimiento del producto bruto interno de casi el 5% para el año 2013- daba una tasa de apenas el 3% para evitar así pagar a tenedores de bonos el tan mentado Cupón PBI, más o menos unos U$S 3.600 millones.
Eso habla a las claras del grado de mentira que se nos ha instalado, muchas veces desde estadísticas espurias que hacen subir o bajar las variables según la ocasión. La inevitable y dolorosa consecuencia será que no vengan a tocar el timbre inversores interesados en generar negocios rentables para el país, será menos trabajo para tantos compatriotas, serán menos nexos con el mundo desarrollado.
Cuando la mentira se cronifica y deviene "modus operandi", como en estos últimos diez años, habría pues que hablar de una verdad secuestrada.
A la verdad se la han llevado lejos, allende los tiempos, más o menos donde se encuentra maniatado e incomunicado nuestro pobre sistema republicano, allí mismo donde yacen nuestras esperanzas...

Pablo, el druida


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