Cosas que se rompen con frecuencia en casa.
Copas que se quiebran.
Aromáticas esplendorosas que de pronto se desvanecen. Y luego mueren.
Pólizas añosas que no se renuevan.
Clientes que retrasan pagos y dilatan respuestas.
Sistemas que colapsan, passwords que se pierden.
Sistemas que colapsan, passwords que se pierden.
Insomnio cada vez más fuerte.
Valores de laboratorios que no mejoran.
Cansancio inusual.
Desconcentraciones cotidianas.
Languidez cada vez más persistente.
Una depresión que ya estableció soberanía.
Mi rostro en fotografías que evidencian desgaste.
La edad que empiezan a darme, mayor a la real.
Provocaciones ajenas.
Hostilidades de tránsito sufridas.
Un gran amor que queda en el camino.
Nunca he dado real importancia a eventuales conjuros y hechizos.
Solo en los films me hacen estos erizar la piel o quedar impávido.
Solo en los films me hacen estos erizar la piel o quedar impávido.
No obstante, al final de otra larga noche, hoy empecé a pensar que debe existir alguna razón esotérica responsable de que mis planes salgan al revés, de que todo se descomponga, de que mi pequeño mundo colisione.
No sé ni cuándo, ni cómo, ni en qué sitio pude abrir el pórtico que me trajo a este lugar oscuro.
No recuerdo haber golpeado con su aldaba.
No recuerdo haber golpeado con su aldaba.
O qué mano pudo haber introducido la llave y accionado su manecilla de hierro.
Habrá que decretar al Universo.
Reforzar la oración, pedir con más fe, quemar incienso y participar con devoción inaudita en las celebraciones de Semana Santa.
Ya he empezado.
Ya he empezado.
..."Kodoish, Kodoish, Kodoish, Adonai Tsebayoth"... (Santo, Santo, Santo es el Señor, Dios del Universo)
Pablo / @DruidBloggerOK
29/03/2024
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Gracias por tu comentario!