Con el otoño nacido,
bendecidos los ramos,
y el último beso dado
sin yo haberlo presumido,
cayó inerte el último petalo
que nuestra rosa había guardado.
No más ricos cafés compartidos
ni caminar de la mano tomados.
No más choques de miradas de rocío
ni dos almas fundiendo el mismo abrazo.
No habrá espacio a mutua Eucaristía
ni Padrenuestro al unísono rezado.
Se han ido nuestros días soñados.
Y la hojarasca se va acopiando,
lentamente, en mi corazón desvaído.
Se han ido, a pesar de no ser los mismos,
y de que haya remedio siempre
si antes hubo amor declarado.
Se han ido, con la Pascua llegando;
no tendrán resurrección
pues atrás todos han quedado,
anegando en un mar perdido
que con el tiempo se irá espesando.
Siquiera para nuestro libro,
desde un lustro coescrito,
habrá renacimiento.
Ni al tercer día ni al enésimo.
Su epílogo, de inesperado,
es un rocoso epitafio.
Su saga de capítulos,
con oscuros y muchos más claros,
ya no ve ese futuro delante,
ese que juntos diseñamos.
Quedó en agua de cerrajas
porque ha sido arrebatado...
..."A veces se rompen cosas que debían durar por siempre"...
-Giacomo Buonpensiero-
Pablo @DruidbloggerOK
25/03/2024

No hay comentarios:
Publicar un comentario
Gracias por tu comentario!