Clase media: "Santa y Prostituta"

Hoy, a partir de una enriquecedora y encendida discusión de mediodía, me quedé pensando en quien fuera indiscutida protagonista del impactante y reciente evento del #8-N: LA CLASE MEDIA ARGENTINA.
Luego de tal análisis, con mi conclusión parafraseé, quizás impertinentemente, a San Agustín, quien llamara a la Iglesia Católica con elocuentes calificativos. Como ésta, la clase media argentina es "santa y prostituta".

Y lo manifiesto cuando aún resuena en el ambiente, en muchos rinconces del país, el conmovedor tañido de las cacerolas.

Puede resultar agresiva y hasta fuera de lugar mi aseveración. 

Ya más bajas las pulsaciones del apasionamiento, de la emoción que generara semejante y cuestionador enjambre humano, debemos tomar un baño de racionalidad.
Las preguntas brotan espontáneas, a borbotones, como agua de torrente.

Por qué se esperó tanto tiempo para organizar un reclamo tan masivo?

No se daba cuenta la gente, acaso, de que la matriz energética estaba siendo destrozada desde el mismo 2003?

Hubo que aguardar tanto, precisamente 7 años, para esgrimir como argumento de una protesta tan multitudinaria la manipulación estadística?

O que faltara sólo un canal de aire independiente para darnoscuenta de que vienen por todos los medios para, entre otros motivos, informarnos lo que se les antoje? 

Cuánto hace que "Fútbol Para Todos" envenena las tardes y las noches de los hogares del país?

Cuánto hace que vienen asesinando a tantos argentinos, o se vienen desobedeciendo los dictámenes de la Suprema Corte, o que vienen cerrando las estaciones de servicio, desapareciendo los tambos, cerrándose nuestra economía, o ignorándose cruelmente los legítimos reclamos de los jubilados?

Cuánto ha pasado desde que empezaran a contaminarse glaciares, aire, valles, ríos, lagos, gracias a la indiscriminada actividad minera a cielo abierto que, por otro lado, tan pocos dividendos deja al país -no a los funcionarios-?
Debieron entregar su vida 51 trabajadores, en febrero último, víctimas de la mala gestión, de la corrupción y de la inoperancia de un Estado autista, como para que apenas en estos días se los reivindique de a cientos de miles por atestadas calles?

Nadie se daba cuenta hasta que, finalmente, le tocaran el bolsillo, de que las primeras, segundas y terceras líneas del Gobierno, así como los cuadros más conocidos, estaban absolutamente flojos de papeles?

Nadie salió a protestar cuando por el hoy vicepresidente, Amado Boudou, cayeran el procurador, el juez y el fiscal por la causa de la ex Ciccone?

Nada pasaba en la Nación mientras se podía acceder a la compra de dólares?

No había motivo para protestar elocuentemente y a través de muchedumbres cuando a los más pobres les triplicaron el costo de la garrafa? O cuando al campo le querían subir las retenciones a la soja? O cuando mataran a representantes de la etnia "qom", mientras reclamaban por lo que les quedaba de sus tierras?

Escribanos y martilleros, recién en este momento se percatan de que la falsedad del relato no resiste el menor análisis? O será que mientras la plata alcanzaba, nada del resto importaba? 

Y los vendedores de autos? Todo el resto estaba bien mientras era frenético el ritmo de sus ventas?

Cuánto hace que los personajes de La Cámpora empezaron a engrosar las filas de Aerolíneas Argentinas, Anses, YPF? Una semana?

No soy avezado analista de la ciencia social, por lo que no voy a meterme en aguas que, en algún punto, me serán desconocidas.
Pero como ciudadano nunca compré el discurso falaz del Kirchnerismo: todo resultó una enorme entrega de espejitos de colores.
Mi conclusión es que a muchos sectores de la clase media, cómplices necesarios de la gestación de esta "década perdida", mientras aún no eran golpeados en forma directa por las recurrentes mentiras del modelo k, no les importó demasiado que los coletazos de tales políticas les llegaran antes a otros, generalmente a los pobres, a los olvidados eternos, que terminan siendo siempre utilizados, pero que de tal condición jamás saldrán.
Siempre motor indispensable de la economía, estrato de crecimiento, educación y consumo, la zigzagueante y no siempre solidaria clase media argentina fue la que engendró al mismo Che Guevara; vivó a Galtieri un 2 de abril; permitió la reelección de Menem por tantos créditos contraídos; erigió como al político de mejor imagen a Fernando De la Rua, que debiera luego irse antes de tiempo con el ruido de precedentes cacerolazos; apoyó a Kirchner, después a su señora, posteriormente les regaló el piso histórico de su imagen, para luego conmoverse por la intempestiva viudez de la siempre arrogante y neurótica presidente, por lo que la premió con el 54% de los votos.

Que "mi" clase media me disculpe. Se ha prostituido demasiado a lo largo de décadas.

Pero, aún extemporáneamente, alguna vez había que salir y hacerse oir, atiborrar las calles con trabajadores, familias enteras, asalariados castigados por la inflación y la inseguridad, representantes de la clase pasiva obligados a iniciar demandas previsionales; había que manifestar con mucho énfasis que ya no se tolerarán tan gratuitamente los engaños, ni que se aceptará tan dócilmente que se nos siga hipotecando el porvenir y se nos continúe tildando tan impunemente de golpistas por el sólo hecho de no convalidar sus ya vetustas fábulas.

Quiera Dios, pues, que el reciente 8N pueda ser para nuestro futuro un hito histórico, una piedra angular; una luz que, de seguir expandiéndose en el horizonte, llegue a simbolizar un decidido avance en el largo camino hacia la madurez.
Y, por cierto, también represente un nuevo paso hacia la utópica santidad...

Pablo, el druida