José Dirceu, mano derecha de Lula y ex Jefe de Gabinete de Brasil, ha sido condenado ayer por el Supremo Tribunal Federal a la pena de 11 años y diez meses de prisión, y apuntado por tal Cuerpo como jefe de un esquema de corrupción armado al inicio del gobierno de Luiz Inacio Lula da Silva.
Dilma Rousseff, en lo que va de su mandato, lleva echados a varios altos funcionarios por mal desempeño y corrupción, por lo que se había ya generado un ámbito propicio para la aplicación de la justicia en altos estamentos del PT y de la Nación.
Este episodio, histórico y ejemplar, nace desde la investigación y posterior denuncia de la prensa del país hermano.
Ni a Dilma, fundamentalmente, ni a Lula, de quien muchos sospechan que algo debería haber conocido de tales prácticas, se le ocurrió decir algo así como "Folha miente"; ninguno ha tenido el arrebato de llamar destituyente a la prensa denunciante. Y ningún alto ejecutivo de los medios fue demonizado o estigmatizado por haber favorecido el aporte de pruebas que incriminaran a Dirceu y a tantos otros condenados.
Observo ésto y no puedo dejar de aplaudir el ejemplo que Brasil, también en ésta área, da al mundo. Y particularmente a los argentinos.
Cuántos personajes de nuestro país, desde la cumbre misma del poder hacia abajo, podrían vestir un traje a rayas y habitar por buen tiempo una cárcel de máxima seguridad?
Deseo fervientemente que el efecto contagio llegue más hacia el sur.
Mientras tanto, Brasil quiere seguir probando de que se trata de "o mais grande do mundo"...
Pablo, el druida
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