sábado, 17 de noviembre de 2012

Por mar, por aire y por tierra. En tiempos K...



Los barcos no parecieran ser lo suyo. Una fragata embargada en Ghana y una corbeta de guerra varada en Ciudad del Cabo con averías -también corriendo riesgo de ser tomada como garantía de pago-, dan suficiente y penosa prueba.

Y eso que sólo nos referimos al último mes largo, pues la enorme silueta inerte del rompehielos Almirante Irízar viene, inexorablemente, a la memoria de los que tenemos corazón, sentimiento patriótico y un poco de vergüenza.
Pero si el agua es esquiva para la suerte de nuestra ya nerviosa monarca, el aire tampoco derrocha motivos para el orgullo argento. Desguazada prácticamente nuestra fuerza aérea, la línea de bandera e insígnea de nuestra "soberanía celeste" -la hoy Aerolíneas Camporistas- pierde la friolera de U$S 3 millones diarios. Muchas unidades se encuentran paralizadas, juntando polvo y herrumbre, pero al oneroso cambio de decenas de miles de la verde moneda en concepto de alquiler mensual.
Qué decir de la tierra? Empezamos por la cantidad de pesados y contaminantes camiones que, cotidianamente, arruinan nuestras gastadas rutas y tanto inciden en la gestación de numerosos accidentes y embotellamientos urbanos?
O por los ruinosos trenes, formaciones latosas y vetustas, siniestros ladrones de vidas, proyectos y sueños, mientras hasta hace muy poco se anunciaba la próxima licitación del Tren Bala?
No podemos soslayar, tampoco, a las compañías de transporte de pasajeros, en buena proporción salpicadas por la ominosa irregularidad, incumplidoras de normativas y frecuentes protagonistas de negras páginas en nuestra historia vial.
Injusto sería si manifestara que, hasta 2003, por tierra, por aire o por mar, en la Argentina y por las causas que fueren no hubiesen sobrevenido la desidia, el descuido, la corrupción, el abandono.
Pero desde el advenimiento de la Era K, que a partir de la desaparición de Néstor Kirchner transmutara en Cristinismo furioso, el gobierno navega  a la deriva en impetuosos mares, no camina, precisamente, sobre ruedas, colisiona en cada aventura diseñada en eternas noches de Olivos y pareciera haber perdido, definitivamente, la posibilidad de levantar vuelo...

Pablo, el druida




No hay comentarios:

Publicar un comentario

Gracias por tu comentario!