domingo, 23 de diciembre de 2012

El Adviento Kirchnerista

El Adviento -del latín: adventus Redemptoris, «venida del Redentor»- es el primer período del año litúrgico cristiano. Representa la vigilia, la preparación para la conmemoración de la Navidad, y comienza 4 domingos antes de que ésta irrumpa, refulgente, en el seno de las familias creyentes. Por lo que el perfume de tan paradigmática Celebración empieza ciertamente a respirarse desde mucho antes, de la mano de un espíritu de alegría y gozo, y de una esperanza que siempre reverdece cuando se recuerda la llegada del Hijo de Dios al mundo de los hombres.
Penosamente, en una sociedad cada vez más consumista, este clima se manifiesta sobremanera en las góndolas de supermercados y grandes tiendas. 
Nuestra paradoja muestra que, muchas de ellas, han sido saqueadas por violentas hordas durante estos últimos días. Y como considero rayano con lo utópico tanto un saludo navideño presidencial como un mensaje pacificador de igual remitente, inicio un vuelo imaginario retrospectivo, sin escalas, hacia todo el mes que precede la Nochebuena. Comenzando por el momento que, por poco, sucedía al primer Paro Nacional con movilización que sufriera el Kirchnerismo.
Un juez norteamericano fallaba en nuestra contra ante el reclamo de fondos buitres, consecuencia del impertinente discurso de Cristina Kirchner y sus cercanísimos falderos.
Una presidente decía a ciertos acreedores que podrían quedarse con nuestra Fragata Libertad pero no con nuestra soberanía (?!). La misma jefa de Estado confería a nuestros jubilados una naturaleza carroñera.
La Iglesia emitía un informe crítico acerca de la situación social que viene imperando en el país. Otro informe crítico, esta vez de la SIP, llamaba la atención sobre el sistemático y progresivo ataque a la libertad de prensa que se viene perpetrando desde el Oficialismo.
Eramos denunciados por la UE y EEUU ante la Organización Mundial de Comercio.
El Gobierno vetaba a todos los jueces camaristas, apelaba erróneamente al Per Saltum y no dejaba atropello jurídico por cometer en su feroz embestida contra el Grupo Clarín, otrora aliado y bajo relaciones carnales.
Una manifestación enorme de personas, en torno al Obelisco, terminaba atacando a cuanto comercio se hallare ante sus pasos. El Canal 13 era destruído en su frente y también asaltado.
En estos días, nomás, se consolidaba 2012 como el año en que se exportó menos carne desde 1962.
La noticia reciente acerca de la estatización compulsiva del histórico predio de la Sociedad Rural, más allá del resultado final, es una prueba más de que el modus operandi del "ir por todo" no se trata apenas de un capricho semántico.
Deben escapárseme, sin dudas, muchos episodios infaustos  y de distinta magnitud que acaecieran durante el mes que anticipa la conmemoración del Natalicio de Cristo. Lo llamativo: un Gobierno Saqueador es un espejo peligroso para buena parte de la sociedad. Entonces debían llegar, inexorablemente, los saqueos, siempre tan violentos, siempre luctuosos, pues nos recuerdan tristes horas pasadas, lo poco que se hace para no repetir los errores que nos impiden avanzar como país y la delicada cuerda  por la que camina un enorme componente de nuestro tejido social, envilecido, resentido y con absoluto desconocimiento de la ley, el orden  y la justicia.
Pero "el principal saqueador", que como todo LADRON piensa que todos son de su condición, esparce en ráfaga acusaciones en las que ya pocos creen, arteras, injustificadas. La culpa siempre viene de afuera, del espacio exterior al Planeta K, desde donde llueven siempre meteoritos destituyentes que no tienen otro objetivo que no sea el de desestabilizar al régimen. Es asimismo un modo de reconocer debilidad, la atmósfera oficial no puede ofrecer resistencia, pero eso ya es harina de otro costal.
Vivir el Adviento da siempre a los cristianos un anticipo de lo que será su Navidad.
Las fiestas que esperaba el Gobierno, empero, tuvieron como anticipo aciagas horas para mucha gente. Es que en  el Adviento Kirchnerista el Gobierno sembró violencia.
Qué otra cosa, pues, podía éste cosechar?...

Pablo, el Druida



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