Anoche he vuelto a soñarte.
Y más de una vez.
La pregunta es: cuándo te irás de allí también?
Será que lo pretendes, pero en las altas horas te tengo en cierta forma capturada?
Será, en cambio, que el capturado soy yo y tu recuerdo es mi férreo grillete?
Cambian las geografías, los ocasionales escenarios, a veces hay sol, a veces luna, puedo verte el rostro o sólo te percibo en esencia. Pero allí sigues, siempre, bien presente, inmanente, titilando como una estrella.
Al despertar me siento más solo aún, como un soldado herido, con la cabeza gacha y el corazón partido.
Un beso, sí, pude robarte, pero el precio que pagué por él dejó mi alma en bancarrota.
De seguro han sido segundos, apenas segundos, pero parecieron horas y llevan el peso de los años.
Eras vos, "estabas sin estar", pues yo me bañaba en tu mar, me doraba con tu sol y me mimetizaba con tu gente.
Luego era en mi entorno, bajo mi cielo y frente a tu figura, bien clara, y escuchando tu grave voz cantada.
Pero de algún modo yo sabía las cosas no eran como antes.
Ni siquiera en los sueños parecen serlo ya...
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