Confieso que antes del comienzo del Mundial de Fútbol Brasil- 2014 no veía con buenos ojos una auspiciosa performance del equipo argentino. Fundamentalmente por el mal uso que de la misma podría hacer el Gobierno Nacional, aprovechando del "efecto humo" que tendría sobre la inflación, la inseguridad, nuestro riesgo de default y el procesamiento al que fuera sometido el vicepresidente Amado Boudou.
Y no sólo por ello.
No me gustó en lo más mínimo que el D.T. Alejandro Sabella se manifestara en favor de los jóvenes idealistas de los 70. Había necesidad de encolumnarse detrás de ese pasado escabroso?
No podría soslayar que tampoco me resultaron muy carismáticos los "players" en todo este proceso, ni que adolescieran de la personalidad que futbolistas de otros tiempos supieran tener, con la clara excepción de Javier Mascherano y algún otro coequiper.
Vi los tres partidos de la primera fase con relativa tranquilidad pues no había sido inoculado aún por el virus del apasionamiento. A su vez Argentina iba mostrando más dudas que certezas, el entrenador planteaba el primer partido con 5 defensores y el juego no aparecía.
Pero algo sucedió.
Lejos estoy del júbilo popular ya materializado en bocinazos y cánticos callejeros, pero ya no me da lo mismo que Argentina retorne con la cabeza gacha o con la Copa del Mundo bajo el brazo.
El país seguirá siendo el mismo descalabro, el Gobierno el mismo bodrio, Sabella el mismo oportunista con cara de constipado y el extraordinario jugador que es Messi el mismo muchacho insulso.
Acaso haya influido el épico final contra la selección de Suiza.
Aunque, también, he visto a millares de brasileños pavoneándose y dedicándonos canciones cáusticas. Por ello...cómo me gustaría les dedicáramos nosotros otro Maracanazo!
La verdeamarelha se medirá en un rato con la sorprendente Colombia y nuestra selección deberá superar el difícil escollo de Bélgica el día de mañana.
Pues bien, soñar despierto nada cuesta, ojalá ganemos la final jugando en Brasil, contra el dueño de casa o contra quien sea!
Pablo, el druida

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