lunes, 29 de septiembre de 2014

Lunes, en tu Casa

La tarde se va apagando.
Es más, ya se ha marchado, raptada que ha sido por la noche.
Hoy no hubo Eucaristía, aún así pasé por tu Casa a la hora señalada.
No fue en la parroquia entrañable, pero lo mismo da -o casi-.
Fue reconfortante, pues allí estabas, Silente y Anfitrión Padre, recibiendo a este náufrago de los días lunes.
Abriste generosamente tus puertas y me dejaste respirar de tu paz.
Gracias por ello, por permitirme encontrar cobijo en Ti.
Y también por regalarme la certeza de que, aunque por momentos se escurra de mi frágil memoria, nunca estoy ni estaré solo.
Bendito seas por siempre, Señor!

Pablo



No hay comentarios:

Publicar un comentario

Gracias por tu comentario!