Hace escasos dos días, el alcalde de la ciudad de Buenos Aires y precandidato a presidente de la Nación, Mauricio Macri, sorprendía en su página de Facebook con su apoyo explícito hacia Horacio Rodríguez Larreta en la interna en la que éste compite con Gabriela Michetti para la Jefatura de Gobierno capitalina.
Un gesto que hizo ruido, de gran repercusión mediática, de amplísima difusión en todas las redes sociales.
Adelanto mi conclusión en las primeras líneas del posteo, pero pienso justificarla en su desarrollo: acaso, Macri se equivocó.
No sería la primera vez, por cierto, y de eso se trata la política -y la vida-: a veces se acierta, a veces se yerra.
Por qué se habría equivocado? Desde mi humildísima opinión porque no tenía ningún sentido meterse en el barro justamente en su mejor momento. Su predilección hacia el actual Jefe de Gabinete porteño era sabida, de hecho lo pensó como su sucesor natural dada su consagración a la gestión, a su dominio de todas las áreas, a su recorrido cotidiano que empieza desde horas tempranísimas y a su empatía con los gestos y actitudes de su jefe político.
Macri había pensado en Gabriela Michetti para compartir una fórmula presidencial. Importante movida y-también- coherente con la historia: mucho tuvo que ver la figura de Gabriela en la victoria de Mauricio de 2007 en el Gobierno de la Ciudad. Luego éste le encomendó la tarea legislativa y una obediente Gabriela aceptó, acaso no muy convencida, pero sí con sumisión hacia el líder indiscutido del proyecto.
Pero cuando Macri le pidió a Michetti que desembarcara en la Provincia de Buenos Aires, dado que su predicamento y buena imagen ayudarían al crecimiento del partido en un histórico bastión del Peronismo, la docilidad de la chica nacida en Laprida llegó a su fin. Allí comenzó a escribirse una historia interna que, ciertamente, ha ido creciendo hasta nuestros días.
Más allá de adscribir al trabajo en equipo Michetti tiene vuelo propio y cree que ya no es hora de renunciamientos sino de subir su apuesta. No sólo mantuvo su precandidatura para las PASO sino que piensa que su amigo personal, el radical Ernesto Sánz, debería ser quien acompañe a Macri para su camino presidencial -ya sabemos que el alcalde de Buenos Aires dijo que no compartirá fórmula con un radical-.
Está sóla Michetti en su gesta? La verdad es que no: pesos pesados como Pinedo, Montenegro, Chaín, Lombardi y otros exponentes del PRO apoyan de viva voz y con marcado protagonismo la "rebeldía" que mueve a Gabriela hacia su precandidatura.
Por eso, ante una coyuntura de paridad de fuerzas, creo que Macri debió mantenerse al margen de la disputa entre los dos contendientes de su partido. Habría quedado como un facilitador de la democracia intestina de su fuerza política, permitiendo que el electorado decidiera en las internas a qué candidato elegirían mayoritariamente. Y si el tiempo se encargaba de mostrar una deficiente gestión de una eventual vencedora Michetti, todo el mundo sabía ya de antemano que él la tenía predestinada para otro rol.
Macri, acaso aconsejado por el gurú Jaime Durán Barba, prefirió jugarse por Rodríguez Larreta en forma manifiesta. Más allá de edulcorar su gesto con elogiosas palabras hacia Gabriela Michetti.
Posiblemente haya sido para que su delfín no viera debilitada su figura ante el conocimiento de encuestas que le hayan llegado de último momento. Pero el riesgo es grande: si Michetti ganara las PASO ante Larreta, Macri aparecería como derrotado. Y ello, a pocos meses de las elecciones presidenciales, sería un duro golpe en un escenario de tanta paridad.
Me parece que el exitosísimo ex presidente de Boca Juniors no pensó en un detalle: que sabiéndose perdedores desde el vamos, adherentes al kircherismo voten en la interna del PRO a Gabriela con el sólo y maquiavélico objetivo de ensuciarle el camino a él. El electorado a veces nos trae esas sorpresas y a Mauricio no debió habérsele escapado.
Ahora bien, el tiempo dirá si la suya ha sido una jugada maestra que se traduzca en el arribo de Horacio Rodríguez Larreta, un buen funcionario por cierto, al Gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Si ésto sucediera, más allá de lo cuestionable y políticamente incorrecta actitud que tuviera Macri por Facebook, habría dado un gran paso como estratega.
Es una pena que el PRO esté consumiendo tanta energía y recursos en dirimir su candidato para un distrito en el que ganarían "caminando", después de tantos aciertos a pesar del incesante embate del Gobierno Nacional.
Acaso sea una etapa que, necesariamente, el PRO deba atravesar para seguir definiéndose, para continuar dibujando su perfil y su penetración nacional, y ojalá que el espíritu reinante termine siendo de absoluta cohesión cuando uno de los dos contendientes vea trunca su aspiración de gobernar la ciudad.
Ahí también se vería la mano conductora de Mauricio Macri, un hombre nacido para los grandes objetivos y los grandes riesgos...
Pablo, el druida

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