lunes, 6 de mayo de 2019

JUGADA AJEDRECÍSTICA

Era el momento justo.
Quirúrgicamente elegido por la plana mayor de Cambiemos.
El dólar parecía estar hallando un precio de relativo equilibrio luego de que el Gobierno de los EE.UU, a través de Donald Trump y los principales accionistas del Fondo, daban conformidad al equipo económico de Macri para modificar el formato de control cambiario, dejando de lado el sistema de bandas mínima y máxima para la moneda estadounidense.
Empezaba a verificarse alguna tendencia de mejora en los números macroeconómicos y un movimiento alcista en uno de los barómetros de la actividad en nuestro país: la construcción.
Al mismo tiempo Cristina, en torpeza de principiante, contradecía a varios de sus alfiles, que desde un tiempo a esta parte venían tratando de persuadir a la opinión pública de que se venía una expresidente serena y dialogal. La salida de su libro, Sinceramente, desnudaba en realidad una serie de confesiones que la mostraban más radical que nunca, amenazante y con ánimo de revancha.
Los ojos del mundo estaban -y continúan- clavados en la agonía del régimen de Maduro y la dramática situación de una Venezuela en llamas, casi una Guerra Fría en reedición con potencias mundiales mirándose de reojo y exhibiendo sus armas debajo de la pilcha. 
En ese espejo anticipado no quería mirarse la mayor parte de la argentinidad.
El sindicalismo más hostil al Gobierno Nacional, con los Moyano a la cabeza, organizaba al mismo tiempo un paro general de actividades, de alcance nacional y en alianza a la CTA y a movimientos piqueteros. La ciudadanía veía nuevamente una previa de micros incendiados y un desarrollo de huelga de éxito dudoso y proclamas violentas.
Con los ecos del paro aún frescos, el pensador Mempo Giardinelli, usina de ideas en donde abreva frecuentemente el universo kirchnerista, manifestaba sin ponerse colorado que el Poder Legislativo debía desaparecer y que era imprescindible dar curso a una nueva Constitución Nacional con control popular.
Era el momento de diferenciarse más que nunca de aquellos que desde un principio, como aseguraba el domingo por la noche la Ministro de Seguridad, Patricia Bullrich en el programa "La Cornisa", intentaban voltearlos.
Así se ponen en conocimiento los 10 puntos que el Oficialismo tenía ya en estudio y en los que propone consensuar con todo el arco opositor para los últimos meses de su gestión.
Una actitud que le asegura gobernabilidad, dado que es apoyada por todas las cámaras empresariales, la Iglesia y el "peronismo moderado", encarnado en Miguel Ángel Piccheto y Juan Manuel Urtubey.
Y en esa jugada ajedrecística, eligiendo la cronología perfecta de tregua cambiaria, una suba en las encuestas y una virulencia de sus principales detractores, el Gobierno deja en evidencia, en una suerte de offside preelectoral, a jugadores como Cristina Kirchner, Sergio Massa, Roberto Lavagna y hasta la misma Margarita Stolbizer, que sigue deambulando erráticamente con su llamativa política de alianzas.

Pablo  / @Druidblogger





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