domingo, 9 de junio de 2019

AUDACIA, INTELIGENCIA Y NUEVOS PARADIGMAS

Nuevamente una conversación sobre política y en pausa laboral me llevó a la reflexión.
En la ocasión en atardecer joven y té de por medio, pequeña tregua del vértigo cotidiano.
Un comentario, una respuesta, un contrapunto, pueden disparar interesantes análisis que invitan al experimento. 
O al menos para soñarlo. Y por qué no, para proponerlo a la dirigencia.
Uno de los aspectos que se le reclaman al oficialismo actual es el actuar con más audacia y firmeza a la hora de tomar medidas. Ellas pueden ser utilizadas con inteligencia cuando con minoría parlamentaria el poder político se ve seriamente restringido. 
El tema concreto disparador de esta entrada no surgió caprichosamente sino que llegó como eslabón de una cadena.
Geográficamente lo ubicamos en la terminal del Subte H, Facultad de Derecho. 
La misma cuenta con un gran estacionamiento, muy utilizado por los futuros abogados que estudian en la homónima y vecina Casa de Estudios, en donde dejan muchas unidades de alto costo y gama media/ media alta. 
Ese es el hecho concreto. 
Esos estudiantes se dirigen a uno de los barrios más caros de la Ciudad y no pagan arancel alguno por recibir cátedra de los juristas y consticionalistas más renombrados del país, no deben cumplir con ningún examen de ingreso, ni un mínimo de materias a aprobar anualmente ni un tiempo límite para el desarrollo de su cursada.
A tal "abuso" habría que sumar el espacio global para que muchos hagan política: se arroga un grupo el derecho de manejar la fotocopiadora, otros se apropian de aulas para aspectos inherentes a la militancia partidaria y coptación de adherentes, otros toman la facultad arbitrariamente si a su criterio las circunstancias así lo justificasen.
El resultado ya es conocido: superpoblación de abogados.
Y las consecuencias también son conocidas, aunque da para un debate más profundo, merecedor de una entrada específica.
Además a esa facultad -y a tantas otras de la misma u otras Universidades- asisten alumnos de otras nacionalidades, en cuyos países deberían abonar algún tipo de arancelamiento. Y aquí aprovechan la generosidad de un Estado que desde hace años soporta el ciclópeo peso del déficit fiscal.
No pretendo caerles especialmente a los abogados, aún confesando tener cierta animadversión por unos cuantos.
Tampoco tengo nada especial contra los sociólogos, los estudiantes de Filosofía y Letras, los psicólogos, los humanistas.
Pero el país no puede hacer "la vista gorda" ante tal situación, así como tampoco debería dejar de promover otras ciencias, mas empíricas, u otras carreras o tecnicaturas de importante contribución al desarrollo integral de una nación equilibrada y en desarrollo.
Hacen falta más técnicos, más científicos, más ingenieros. Me contaban días atrás que en una reciente colación de grado apenas se recibieron 7 ingenieros...muy pocos!
Como ingeniero, por tanto, el presidente debería empezar de a poco a ir resolviendo esta enorme disparidad si la suma de votos le permitiesen otro período de Gobierno.
Pues hay empresas que necesitan miles de empleados y funcionarios calificados en determinadas áreas y no los encuentran.
Vaca Muerta, si bien se trata de un caso excepcional, no escapa a esta problemática. 
Acaso empujados de su patria por la necesidad, emigraron a nuestro país cientos de ingenieros en petróleo que hallaron campo fértil en nuestra principal piedra preciosa.
Pues bien, mientras en la Argentina las décadas desincentivaban la elección de la Ingeniería, la creación de escuelas de artes y oficios o nuevos planes de estudio con fuerte orientación industrial, los estudiantes de las Ciencias Humanas vinieron copando instituciones como CLACSO, FLACSO o recibiendo becas en el Conicet para desarrollar estudios sobre cánticos en estadios de fútbol, letras de canciones, militancia kirchnerista o Historia del Peronismo entre otros tópicos.
Tenemos demasiados abogados, así como demasiados graduados en ciencias sociales, demasiados psicólogos, demasiados recibidos en Filosofía y Letras por cantidad de habitantes.
Sin soslayar que nos hacen falta más técnicos e ingenieros y que para su ingreso al mercado laboral deberían instrumentarse subsidios para desarrollos y emprendimientos locales en todo el país, creo imprescindible rever el sistema de absoluta gratuidad para la totalidad de los alumnos de las Universidades Públicas, recursos que podrían redireccionarse al sostenimiento de Escuelas de Gestión Estatal en sus niveles inicial, primario y medio, a fin de que las mismas cuenten con doble turno, den chance a los alumnos de recibir apoyo escolar, capacitación en oficios, talleres diversos y buena alimentación. 
Esos alumnos, bien nutridos, bien asistidos, bien acompañados y con alguna especialización no caerán en las garras de la delincuencia. 
En consecuencia, harán falta menos abogados penalistas que defiendan procesos y menos sociólogos, en buena medida afectos a considerar como víctimas a los que suelen ser victimarios.
No hace falta "hacer el ogro". 
El Gobierno, con un poco de audacia, podría llevar a cabo un plebiscito para la consideración de la ciudadanía, que seguramente daría su visto bueno. 
Ese sería un modo de ejercer una verdadera democracia, por la que se generen políticas de Estado que garanticen la sustentabilidad de una Nación que se fue olvidando de sus raíces y se ha ido quedando aislada del progreso...

Pablo  / @Druidblogger







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