Cuando la vereda amarillea de tilo
y el barrio explota en jazmines y agapantos,
aflora el recuerdo
como aroma que es caricia,
y en fusión de ideas
se confunde mi paso.
El norte se pierde,
mi atención se dispersa,
pongo freno a mi marcha
mientras añoro tu abrazo.
Te trae siempre
la luz de la primavera.
Mas terminas yéndote
al arreciar el verano...
Pablo

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