Cada jornada es despedida.
Quedan atrás las vísperas,
los proyectos, las personas.
Así como en retrospectiva
van alejándose los árboles,
los cañaverales y las chacras
mientras el polvo los devora.
Hay tiempo de descuento,
en partido cuyo resultado
desde pequeños conocemos
sin que mucho hacer podamos.
De la mano de los sueños,
despiertos o dormidos,
de toda reserva habida
la energía se nos ha fugado.
Nos abraza la resignación,
y en elegíaco canto
como cigarra en la siesta
nos arrulla el letargo.
La carga se hace pesada,
como al legendario Sísifo
en ladera empinada.
Se debilitan las piernas,
y en tanto mengua la llama
se puebla de grietas el alma;
sin anhelos delante, los años,
cada vez más rapido
se vienen en manada.
No hay estaciones previas
rumbo a la terminal cercana.
Ni cartelería oxidada
a la vera de la autopista,
que de alguna distancia
nos dé idea aproximada.
Cada noche es despedida
aun desvelando en madrugada.
Sin saber qué deparen la aurora
y sus horas postreras.
Todos sepan, ya he partido
y no hacia un lugar cualquiera,
sino a aquél que termina cortando
el hilo que de vida queda...
..."Había algo inacabado en no despedirse, como una puerta que se deja abierta en la fría noche"...
-Julie C. Dao-
Pablo, @DruidbloggerOK

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