lunes, 9 de septiembre de 2024

LA VIDA SIGUE

Una semana tan solo. Pequeño suspiro entre el domingo 1° y el de ayer.
Desde jueves o viernes vine madurando la idea de darme una escapada por allí. Para cerrar un capítulo de mi vida, también para confirmar lo que de a poco estuve experimentando en estos días de vuelta a la soledad. Y para comprobar si aquella percepción en ciernes, no bien concluyera nuestro camino juntos, era algo cierto y no ficticio ni un acting autoimpuesto. Si este estado de aceptación era prefabricado o consecuencia natural.
Por eso necesité volver a tu geografía, respirar tu mismo aire, oír los mismos pregones callejeros, observar las mismas frondas, transitar las mismas calles. Debía cargar combustible y hacerlo en la Ciudad, donde es más económico, me daba la oportunidad de ir a la misma estación de servicio en la que mensualmente completo el tanque: la YPF de Miranda y Lope de Vega. Y lo más importante: sentarme a la misma mesa, de la misma cafetería en la que, cada tanto, con vos compartía el desayuno. La liturgia dejaba de ser compartida y quise sentir un chapuzón de realidad. Fui a "nuestro lugar" para terminar de escindirme, tanto de vos como del nosotros. No hablaré de un trámite más el de tomar Lascano, y a cierta altura otear a la izquierda, hacia tu condominio, y detenerme un microsegundo en tu piso, de reojo, mientras alejándome trataba de no descuidar el tránsito. Fue diferente, aunque también pacificado. Sin lamentos, sin anaerobia, sin congoja en mi pecho ni lágrimas agolpadas. Luego fue llegar hasta Cuenca, tu arteria predilecta, doblar a la derecha, conseguir un lugar privilegiado para estacionar, entrar a "Il Volo" y sentarme a una mesa doble mirando hacia el exterior. Vi pasar el 135 apenas entré, volví a mezclarme entre parroquianos domingueros que se disputaban el diario y a ser atendido por el mismo camarero, aquel muchachito con recurrente cara de dormido pero siempre gentil.
Haberte conocido, intentar permanecer a tu lado acaso por siempre, y al cabo de dos años ver morir ese proyecto era cuanto reflexionaba en esa mesa lustrosa, de color cedro, mientras humeaba mi café y untaba mis tostadas. El único elemento discordante era el molesto rap proveniente del televisor, ese que por su recurrencia tanto te molestaba. Aún así el marco era acogedor, como de costumbre; la luz se colaba por los amplios ventanales y en cierto momento mi mirada se detuvo en el puesto de flores, situado junto enfrente, al que terminé yendo luego de 45 minutos de no sentir tu presencia en ausencia. Y compré un ramo de florecillas rojas, ya no para entregarte a vos, esta vez para dejar en mi cómoda junto a una foto de papá. Emprendida la vuelta por Jonte presté atención en la curvita de Emilio Lamarca, por si te cruzaba entre el semáforo y el pasaje.
Pero no, por allí no apareciste, de lo contrario habríamos parecido, tal vez, dos extraños, como reza el tango de Laurenz y Contursi. Seguí el derrotero con tránsito ágil, con semáforos amigables, muy rápido llegando a Bermúdez, luego muy rápido a Lope de Vega, al ratito pasé por el recordado Café "Olimpo" hasta que recalé en esa verdulería por la que tantas veces pasáramos juntos, sobre el cruce con Dupuy y en la que nunca compráramos por las largas filas de vecinos. Extrañamente no había tantos clientes en espera, por lo que con absoluta libertad horaria detuve a muy pocos metros el auto. Por fin, hice mi compra de fruta y verdura en pleno corazón de Versailles. No creo haya sido esta la última vez por la zona un fin de semana. Me encanta esa parte de la capital a la que conozco casi de memoria: los nombres de las calles, los sentidos del tránsito, sus plazas, sus paradores, sus barcitos, sus placas, sus comercios, sus sitios ilustres, sus puntos oscuros. Acaso porque hacia Villa del Parque, por dos años mi segundo barrio, el camino incluye recodos amados, patinados de historia familiar y de recuerdos de inicios laborales; cuando ni auto tenía y hacía largos recorridos en colectivo por Av. Beiró, por Nazca, por Cervantes, por Jonte.
El de ayer fue un domingo de confirmación, un broche a una semana de autoanálisis, de introspección, de reacomodamiento interno, de oración.
Septiembre sigue avanzando, los días son algo más largos, las temperaturas empiezan a subir. El trabajo presenta grandes desafíos, se vienen un par de consultas médicas. Habrá que ir quitando portarretratos. Y la vida sigue, como debe ser.


Pablo / @DruidbloggerOK


"Il Volo"- Álvarez Jonte y Cuenca, Comuna 11- C.A.B.A.




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