miércoles, 2 de julio de 2025

LIMBO QUERIDO

Estacioné el auto en hora imprecisa, que bien pudo ser de mañana o tarde bien entrada. En la ochava más cercana dado que no quedaba otro sitio disponible. 
Ingresé por la puerta de reja principal y luego de esquivar el macetero grande, el de la planta de jade, llegué a la escalera que gira en sentido horario.
Por suerte no olía al orín de gato, como cada tanto, y las baldosas lucían limpias, bioenolientes y aún húmedas gracias al lampazo del portero.
El primer descanso, como siempre, ya permitía ver el parque interno, cuidado y arbolado, con follajes más ralos, por el invierno; pero tranquilo, silente y con habitual tinte de melancolía.
Algunas hojas amarillas tapizaban el manto verde de la grama.
Llegué al segundo descanso, subí unos peldaños, giré hacia la izquierda y accedí a tu puerta.
Entré y estaba calentito, pero vos no estabas.
Desde la cocina, a la derecha la cafetera pregonaba, con el consabido ruido del agua, cayendo de a poco que el café estaba en marcha.
Las plantitas de la ventana se veían espléndidas. Había un plato con vainillas sobre la mesada color piedra, y a su lado la jarrita de cerámica rosa, junto al escurridor metálico.
Salí y apoyé mi campera sobre el puf. Luego, sabiéndote prolija, cambié idea y la dejé colgando de una de las sillas de hierro del living, bien a la izquierda y pegada a la ventana con vista al parque, junto a la mesa de vidrio. En ella había unos estudios médicos, dos boletas de servicios a pagar, un cuaderno anillado, el cortapastillas de plástico azul y el florero, con crisantemos de dos o tres días.
La música estaba baja, acaso en FM Mega, cantaba Dua Lipa.
Pero vos no estabas. ¿Habrías ido al chino?
Retrocedí y encaré hacia el pasillo. Ahí dejé mi viejo bolso negro en el piso del dormitorio de servicio, con la persiana a media asta.
La puerta del baño, al fondo y a la derecha, estaba abierta y por ella el sol irrumpía vehemente con sus poderosos dedos ígneos.
Miré a la izquierda y el dormitorio estaba ordenado, la cama hecha y la mantita eléctrica colocada a sus pies.
Volví al living, y a pesar de haber visto la mantita eléctrica lista, el café en marcha, las vainillas en el plato, la radio encendida, vos no estabas. 
A pesar de sentir como si efectivamente estuvieras, y de percibir fragancia a Paula Cahen D'Anvers y a shampoo Elvive flotando en el aire.
Pero no solo faltabas vos.
Al sentarme un instante en el sofá me percaté de que tampoco estaba nuestra foto, la del portarretratos sobre el mueble blanco, esa que sonrientes nos sacáramos abrazados junto al espejo del pasillo.
No vi tampoco, al menos a simple vista, ninguna otra que desconociera.
Por si acaso preferí no seguir mirando.
Para no hallar nada que no quisiera ver; tampoco seguir buscando alguna pequeña señal mía por miedo a no encontrarla.
Pensé un poco y concluí en no haber visto ni mi cepillo de dientes, ni otra taza junto a las vainillas para compartir conmigo la merienda.
Iba quedando claro que no me esperabas.
Ni sé cómo entré, pues ya no tengo tus llaves. Solo sé que de algún modo lo hice.
Y en este limbo, querido y terreno al que quedé anclado, quizás al entrar ni me veas, y hasta me atravieses como a un ser evanescente mientras me vuelvo penumbra.
No quise comprobarlo.
Tampoco verte indiferente, o imposibilitada acaso de chocar tu mirada con la mía y de sonreír con mi sonrisa.
¿Habré cerrado con llave? No lo recuerdo.
Tampoco si bajé por la escalera, en sentido antihorario, o si llegué al móvil refugio de mi auto, que en su alma rústica de metales y plásticos, que ya no es tuyo también, todavía ignora.
Siquiera recuerdo cómo me fui, si realmente me fui.
Si es cierto aquello de que ningún lugar está lejos, con vos, el horizonte es abrazo que nunca concluye.
Y las palabras compartidas, en sus ecos, son alas que nos llevan a alturas donde las distancias se extinguen.


Pablo  /  @DruidBloggerOK

















viernes, 27 de junio de 2025

VEINTISIETE

Veintisiete,
nunca serás día cualquiera.
Veintisiete naciste alfa,
veintisiete moriste omega.
Fue veintisiete
y te besé por vez primera.
También por última
en velada postrera.
Veintisiete, siempre invierno,
nunca primavera.
Y en la fértil tierra de la noche,
cual semilla de nuevos sueños,
la Luna nueva.

Pablo  / @DruidBlogger OK





martes, 4 de febrero de 2025

VIENTO

No parecía un barrio, más bien un pequeño bosque ante la cantidad de coníferas y opulentas frondas de árboles a uno y otro costado del camino.
Los contemplábamos, cada tanto nos mirábamos a los ojos, como interpelándonos; después seguíamos caminando, entre ramas y hojas que aparecían a nuestro paso, fiel evidencia de un viento previo convertido en brisa.
No recuerdo fuéramos de la mano, sí que en determinado momento me señalaste con sorpresa un gran tronco caído hacia nuestra derecha.
"Mirá, mi amor", me dijiste, ante el leñoso madero víctima del tiempo y de la furia eólica.
Después fue otro, y otro más, y nos preguntamos qué tipo de viento pudo derribar tantos árboles.
Nuestra preocupación fue en aumento cuando troncos de distintas especies siguieron apareciendo en el suelo, por siempre rendidos, mientras unos adolescentes jugaban un picado de fútbol y reían desentendidos de todo.
Me despertó un golpe.
Era el vidrio de la puerta del comedor, que había dejado abierto de par en par antes de acostarme, cortándose así mi sueño.
Salí al patio y en el joven martes había aviso de tormenta, con cielo oscuro y amenazante, gotas que ya precipitaban, viento creciente que movía palmeras...y ningún tronco caído ante mi vista.


..."Si revelas tus secretos al viento, no culpes al viento por revelárselos a los árboles"...
-Khalil Gibran -

Pablo /  @DruidBloggerOK




miércoles, 30 de octubre de 2024

OBSTÁCULOS

El ascensor me había depositado en la planta baja. Me disponía a hacer compras pero vi la iglesia al frente y sentí necesidad de hacer una visita, por lo que crucé la calle.
Una vez dentro recorrí el largo corredor de la nave central, pero sin llegar a acercarme al altar.
Todo lucía sombrío.
Imágenes de santos y de ángeles parecían mirarme de modo inquisitivo. También la escasa feligresía y un grupo de asistentes que almacenaban alimentos para repartir a comedores del barrio.
Solo el párroco me saludó afectuosamente para luego internarse en un salón contiguo.
No era esa mi parroquia, no obstante, la que tanto quiero y en cuyo cinerario descansarán mis restos. Y siendo Dios omnipresente, allí lo vi reflejado solo en los ojos del cura, el padre José Luis, quien sí es mi párroco.
Salí del templo a poco de haber ingresado, crucé nuevamente la calle hacia el punto de partida, me di vuelta para escudriñar su fachada y lo encontré muy estrecho, demasiado angosto para lo grande de su interior. Su color borravino contrastaba con los edificios contiguos y un vitral en medialuna yacía sobre la puerta doble de entrada.
Ya ni recordaba qué debía comprar, mi mente tenía el peso que me infundieran esas estatuas de aire medieval, la luz mortecina, el olor a humedad de los claustros y el crujir de los bancos.
No había señal en mi celular, y como no podía llamarte volví a tu departamento.
Con extrañeza no hallé el edificio. Simplemente no estaba.
Había salido de él un puñado de minutos antes, por lo que sumado a los instantes previos, atribuí a un ocasional vahído o a una baja de mi presión ese estado de confusional.
Recorrí una a una y con ansiedad creciente las propiedades vecinas; algunas eran locales comerciales, otras edificios de diverso porte, pero no daba con el tuyo.
Me ubiqué justo frente a la iglesia pues allí debía estar tu domicilio. Pero no, solo encontré un negocio de tortas y productos panificados.
Intentando calmarme caminé por la cuadra dos o tres veces, de esquina a esquina, inspirando y exhalando profundamente mientras buscaba respuestas.
Finalmente, en la última pasada, un portero o encargado abría una puerta de blíndex esmerilado y aproveché para preguntarle acerca del lugar inhallable.
Para mi sorpresa ese mismo era el edificio, el tuyo, solo que lucía totalmente remozado, con pintura aún fresca y restos de materiales a punto de ser retirados a un volquete.
No lo había reconocido en esa caminata previa de ida y vuelta.
Estaba aún más confundido; no por entonces, pero sí ahora pienso en cierto tipo de viaje cósmico o en la apertura involuntaria de algún portal, de esos que nunca deberían abrirse.
Lo que siguió a mi ingreso fue una cadena de situaciones insospechadas.
Tantro el ascensor como las escaleras estaban fuera de servicio, no funcionaba el portero eléctrico y al cabo de un rato se cortó abruptamente la luz.
No hallaba la forma de reencontrarme con vos.
Me preguntaba qué pensarías al no tener mis noticias, hacía buen rato debía haber estado de regreso.
¿Llegaría con una piedra hasta tu ventana del quinto piso a modo de aviso? No evidentemente, amén del riesgo de romper un vidrio.
Accedí al edificio contiguo sin saber bien el porqué, acaso en búsqueda de una conexión a través de la medianera. Luego volví a entrar al tuyo y algunas personas ya circulaban por corredores y escaleras, por fin habilitadas.
Fueron cinco pisos los que subí por una de ellas, pero me parecieron cien.
Me abriste y casi ni te inmutaste ante mi tardanza.
Entré exhausto, quise explicarte las causas de mi demora pero no hubo sorpresa en tu mirada, solo me pediste bajara la voz, pues una amiga tuya, esa señora nonagenaria del condominio, reposaba en el segundo dormitorio y no querías se despertara.
Aun ante tu indiferencia y sorteando vallas volátiles encontré el camino hacia tu puerta, intrincado laberinto que se nos interponía.
Pero era un sueño, territorio en el que lo imposible se vuelve posible, lo inerte cobra vida, la materia se desvanece y el pasado nos hace zancadillas.


Pablo /  @DruidbloggerOK












 


lunes, 9 de septiembre de 2024

LA VIDA SIGUE

Una semana tan solo. Pequeño suspiro entre el domingo 1° y el de ayer.
Desde jueves o viernes vine madurando la idea de darme una escapada por allí. Para cerrar un capítulo de mi vida, también para confirmar lo que de a poco estuve experimentando en estos días de vuelta a la soledad. Y para comprobar si aquella percepción en ciernes, no bien concluyera nuestro camino juntos, era algo cierto y no ficticio ni un acting autoimpuesto. Si este estado de aceptación era prefabricado o consecuencia natural.
Por eso necesité volver a tu geografía, respirar tu mismo aire, oír los mismos pregones callejeros, observar las mismas frondas, transitar las mismas calles. Debía cargar combustible y hacerlo en la Ciudad, donde es más económico, me daba la oportunidad de ir a la misma estación de servicio en la que mensualmente completo el tanque: la YPF de Miranda y Lope de Vega. Y lo más importante: sentarme a la misma mesa, de la misma cafetería en la que, cada tanto, con vos compartía el desayuno. La liturgia dejaba de ser compartida y quise sentir un chapuzón de realidad. Fui a "nuestro lugar" para terminar de escindirme, tanto de vos como del nosotros. No hablaré de un trámite más el de tomar Lascano, y a cierta altura otear a la izquierda, hacia tu condominio, y detenerme un microsegundo en tu piso, de reojo, mientras alejándome trataba de no descuidar el tránsito. Fue diferente, aunque también pacificado. Sin lamentos, sin anaerobia, sin congoja en mi pecho ni lágrimas agolpadas. Luego fue llegar hasta Cuenca, tu arteria predilecta, doblar a la derecha, conseguir un lugar privilegiado para estacionar, entrar a "Il Volo" y sentarme a una mesa doble mirando hacia el exterior. Vi pasar el 135 apenas entré, volví a mezclarme entre parroquianos domingueros que se disputaban el diario y a ser atendido por el mismo camarero, aquel muchachito con recurrente cara de dormido pero siempre gentil.
Haberte conocido, intentar permanecer a tu lado acaso por siempre, y al cabo de dos años ver morir ese proyecto era cuanto reflexionaba en esa mesa lustrosa, de color cedro, mientras humeaba mi café y untaba mis tostadas. El único elemento discordante era el molesto rap proveniente del televisor, ese que por su recurrencia tanto te molestaba. Aún así el marco era acogedor, como de costumbre; la luz se colaba por los amplios ventanales y en cierto momento mi mirada se detuvo en el puesto de flores, situado junto enfrente, al que terminé yendo luego de 45 minutos de no sentir tu presencia en ausencia. Y compré un ramo de florecillas rojas, ya no para entregarte a vos, esta vez para dejar en mi cómoda junto a una foto de papá. Emprendida la vuelta por Jonte presté atención en la curvita de Emilio Lamarca, por si te cruzaba entre el semáforo y el pasaje.
Pero no, por allí no apareciste, de lo contrario habríamos parecido, tal vez, dos extraños, como reza el tango de Laurenz y Contursi. Seguí el derrotero con tránsito ágil, con semáforos amigables, muy rápido llegando a Bermúdez, luego muy rápido a Lope de Vega, al ratito pasé por el recordado Café "Olimpo" hasta que recalé en esa verdulería por la que tantas veces pasáramos juntos, sobre el cruce con Dupuy y en la que nunca compráramos por las largas filas de vecinos. Extrañamente no había tantos clientes en espera, por lo que con absoluta libertad horaria detuve a muy pocos metros el auto. Por fin, hice mi compra de fruta y verdura en pleno corazón de Versailles. No creo haya sido esta la última vez por la zona un fin de semana. Me encanta esa parte de la capital a la que conozco casi de memoria: los nombres de las calles, los sentidos del tránsito, sus plazas, sus paradores, sus barcitos, sus placas, sus comercios, sus sitios ilustres, sus puntos oscuros. Acaso porque hacia Villa del Parque, por dos años mi segundo barrio, el camino incluye recodos amados, patinados de historia familiar y de recuerdos de inicios laborales; cuando ni auto tenía y hacía largos recorridos en colectivo por Av. Beiró, por Nazca, por Cervantes, por Jonte.
El de ayer fue un domingo de confirmación, un broche a una semana de autoanálisis, de introspección, de reacomodamiento interno, de oración.
Septiembre sigue avanzando, los días son algo más largos, las temperaturas empiezan a subir. El trabajo presenta grandes desafíos, se vienen un par de consultas médicas. Habrá que ir quitando portarretratos. Y la vida sigue, como debe ser.


Pablo / @DruidbloggerOK


"Il Volo"- Álvarez Jonte y Cuenca, Comuna 11- C.A.B.A.




miércoles, 4 de septiembre de 2024

MELANCOLÍA EMPIEZA CON "M"

Cada vez se ve más claro.
Algunos hemos sido llamados a caminar en soledad.
Y si ese argumento atentase contra el libre albedrío, pues bien, no todos estamos en condiciones de permanecer con alguien, al menos por mucho tiempo.
Simplemente no encajamos, no acompañamos del modo más apropiado, no llegamos al corazón del otro con los gestos que más esperan de nosotros, o las palabras más certeras.
No calificamos para responder a todas las necesidades.
Tampoco asumimos, llegado el caso, responsabilidades mayores, compromisos más empíricos. Ni nos arrodillamos con un anillo en la mano como se nos induce desde las redes, desde la televisión, desde la ridícula posmodernidad. Porque ya hemos sufrido bastante.
Cada persona que se va de mi vida me lo trae a la mente: soy un forastero que llega a un pueblo con sus escasos petates. Hacemos terruño, nos aquerenciamos, pero tarde o temprano empiezan las dificultades y resuenan de fondo viejas canciones que preanuncian el desenlace. 
Un nuevo amor es un ciclo. Y todo ciclo tiene un principio y un final.
Simplemente llegan a nosotros.
Luego nos recuerdan de qué se trata todo, nos aman, permiten que los amemos, cada uno a su modo; dejan su contribución álmica, determinan con su cuota parte el resultado de aquello que somos.
Y luego parten.
Como parten las aves migratorias, o como parte un tren hacia su próxima estación a la hora prevista.
También nosotros hemos sido una estación para alguien.
Llegamos en un momento justo, dimos apoyo, sostuvimos, tomamos su mano.
Fuimos un pequeño cántaro cuando el otro tenía sed, un pecho para su llanto; o lo cubrimos con una manta cuando tuvo frío.
Damos y recibimos, compartimos la dicha, nos abrazamos en la amargura, sembramos en el mismo campo las mismas semillas.
Pero con cada fin de ciclo yo experimento, como ahora, el dolor de lo que hasta hace poco era y ya no es, ni volverá a ser.
Esa idea del "nunca más" tiene al principio un cariz de tormento, de estremecimiento.
Es un vino agrio.
La melancolía se instalará, entrará a casa sin golpear la puerta y permanecerá como fiel compañera. Con la melancolía nos conocemos muy bien. 
En la pulseada siempre me gana y tumba mi brazo.
Pero como sucede con las personas, ella también -aunque no del todo- terminará yéndose.
Yo me protegeré como pueda.
Me evadiré, en la corriente me aferraré al tronco que me distraiga, me cobijaré bajo los techos más cercanos, oraré y trataré de curar de las heridas a mi pequeño mundo en colisión.


Pablo , @DruidbloggerOK

..."Cada partida es una clase de muerte, del mismo modo que cada reunión es un tipo de cielo"...

Tyron Edwards

Publicada el 1/4/2024, posteada el 4/9/2024








sábado, 30 de marzo de 2024

ANCHE QUANDO PIOVE

Non mi fido più di te
Dei tuoi occhiali da sole
Delle tue paranoie
Buone solo per farmi piangere, eh
E ora viaggio da solo
E sono arrivato al gelo




viernes, 29 de marzo de 2024

CONJURO

Cosas que se rompen con frecuencia en casa.
Copas que se quiebran.
Aromáticas esplendorosas que de pronto se desvanecen. Y luego mueren.
Pólizas añosas que no se renuevan.
Clientes que retrasan pagos y dilatan respuestas.
Sistemas que colapsan, passwords que se pierden.
Insomnio cada vez más fuerte.
Valores de laboratorios que no mejoran.
Cansancio inusual.
Desconcentraciones cotidianas.
Languidez cada vez más persistente.
Una depresión que ya estableció soberanía.
Mi rostro en fotografías que evidencian desgaste. 
La edad que empiezan a darme, mayor a la real.
Provocaciones ajenas.
Hostilidades de tránsito sufridas.
Un gran amor que queda en el camino.
Nunca he dado real importancia a eventuales conjuros y hechizos.
Solo en los films me hacen estos erizar la piel o quedar impávido.
No obstante, al final de otra larga noche, hoy empecé a pensar que debe existir alguna razón esotérica responsable de que mis planes salgan al revés, de que todo se descomponga, de que mi pequeño mundo colisione.
No sé ni cuándo, ni cómo, ni en qué sitio pude abrir el pórtico que me trajo a este lugar oscuro.
No recuerdo haber golpeado con su aldaba.
O qué mano pudo haber introducido la llave y accionado su manecilla de hierro.
Habrá que decretar al Universo.
Reforzar la oración, pedir con más fe, quemar incienso y participar con devoción inaudita en las celebraciones de Semana Santa.
Ya he empezado.


..."Kodoish, Kodoish, Kodoish, Adonai Tsebayoth"... (Santo, Santo, Santo es el Señor, Dios del Universo)


Pablo /  @DruidBloggerOK

29/03/2024





lunes, 25 de marzo de 2024

DOMINGO DE RAMOS Y LÁGRIMAS

Con el otoño nacido,
bendecidos los ramos,
y el último beso dado 
sin yo haberlo presumido,
cayó inerte el último petalo 
que nuestra rosa había guardado.
No más ricos cafés compartidos
ni caminar de la mano tomados.
No más choques de miradas de rocío
ni dos almas fundiendo el mismo abrazo. 
No habrá espacio a mutua Eucaristía
ni Padrenuestro al unísono rezado.
Se han ido nuestros días soñados.
Y la hojarasca se va acopiando,
lentamente, en mi corazón desvaído.
Se han ido, a pesar de no ser los mismos,
y de que haya remedio siempre
si antes hubo amor declarado.
Se han ido, con la Pascua llegando;
no tendrán resurrección
pues atrás todos han quedado,
anegando en un mar perdido
que con el tiempo se irá espesando.
Siquiera para nuestro libro,
desde un lustro coescrito,
habrá renacimiento.
Ni al tercer día ni al enésimo.
Su epílogo, de inesperado,
es un rocoso epitafio.
Su saga de capítulos,
con oscuros y muchos más claros,
ya no ve ese futuro delante,
ese que juntos diseñamos.
Quedó en agua de cerrajas
porque ha sido arrebatado...


..."A veces se rompen cosas que debían durar por siempre"...

-Giacomo Buonpensiero-


Pablo @DruidbloggerOK

25/03/2024














jueves, 7 de diciembre de 2023

VISITA DE PAPÁ

Me visitaste anoche, papá.
Te colaste por una hendija en mis sueños.
Entraste con tu desparpajo de siempre, manejando un auto grande con alguna avería mecánica que requería atención.
El auto era gris plomo. Se ahogaba un poco y tosía roncamente por su escape.
Creo me consultabas por un mecánico, al que terminé yendo pero por el mío. O la mía a mejor decir, pues mi auto blanco de la realidad se transformó en una moto negra en mi dormir.
El mecánico terminó siendo Marcelo, el vecino de enfrente de casa, que tenía un taller grande con muchos autos en lista de espera y a medio desarmar.
Yo te preguntaba, papá, qué necesidad había de que tuvieras un auto a esta edad. Con los gastos de mantenimiento que te generaba. 
Vos como siempre te empecinabas en seguir con tus criterios.
Marcelo se quejaba porque no le aceptaban el local para erigir allí un colegio. Mi moto negra, entretanto, seguía sin ser revisada y yo seguía esperando el sueño de los justos.
Alejandro, mi amigo y compañero de la oficina al que conocés muy bien, apareció de la nada y me dijo que no me preocupara, pero que como abogado había recibido una presunta demanda en ciernes contra mí por un choque a un tercero en la zona de Polvorines, en una ruta poco transitada y en horas nocturnas. Choque que yo desconocía o que bajo ningún punto de vista recordaba.
Recuerdo también, papá, entramos a un departamento que yo tenía.
Sin paredes, por lo que al entrar a los vecinos de abajo los veíamos reír y gritar a punto de organizar una fiesta o reunión que nos tendríamos que aguantar.
Algo charlamos, pero no me quedó registro de ello.
Eso fue todo.
Intentaré analizar de parte tuya, si es que lo hubo, algún mensaje encriptado.
A propósito, te espero cuando quieras, verte y escucharte para mí siempre es reconfortante.
Un abrazo y hasta la próxima, viejito.
Te quiero.


Pablo






lunes, 27 de noviembre de 2023

DESPEDIDA

Cada jornada es despedida.
Quedan atrás las vísperas,
los proyectos, las personas.
Así como en retrospectiva
van alejándose los árboles,
los cañaverales y las chacras
mientras el polvo los devora.
Hay tiempo de descuento,
en partido cuyo resultado
desde pequeños conocemos
sin que mucho hacer podamos.
De la mano de los sueños,
despiertos o dormidos,
de toda reserva habida
la energía se nos ha fugado.
Nos abraza la resignación, 
y en elegíaco canto
como cigarra en la siesta
nos arrulla el letargo.
La carga se hace pesada,
como al legendario Sísifo
en ladera empinada.
Se debilitan las piernas,
y en tanto mengua la llama
se puebla de grietas el alma;
sin anhelos delante, los años,
cada vez más rapido
se vienen en manada.
No hay estaciones previas
rumbo a la terminal cercana.
Ni cartelería oxidada
a la vera de la autopista, 
que de alguna distancia
nos dé idea aproximada.
Cada noche es despedida
aun desvelando en madrugada.
Sin saber qué deparen la aurora
y sus horas postreras.
Todos sepan, ya he partido
y no hacia un lugar cualquiera,
sino a aquél que termina cortando
el hilo que de vida queda...


..."Había algo inacabado en no despedirse, como una puerta que se deja abierta en la fría noche"...

 -Julie C. Dao- 


Pablo, @DruidbloggerOK











lunes, 16 de octubre de 2023

TIERRA SANTA, TIERRA SANGRIENTA

No es sencillo bosquejar una reflexión cuando aún yacen, tibios, los cadáveres de cientos de inocentes. 
Lo intentaré pese a todo, omitiendo un sinnúmero de nombres y eventos por razones de espacio.
Pero antes de ofrecer una pequeña reseña histórica, necesaria para contextualizar lo que se vive en Israel desde el 7 de octubre, aclaro enfáticamente que no pueden ni deben aceptarse los "peros", los contrastes, los matices, las disparidades de criterio cuando de por medio se cuentan unos 40 bebés decapitados.
Una imagen protohistórica, surreal, medieval que de tan espantosa no encuentra en nuestra lengua palabra que la califique adecuadamente.
Nada, nadie, podría justificar nunca barbarie de tal dimensión.
Empiezo.
Como un canto épico, como proclama milenaria fluye un nombre para una diminuta porción del mundo emplazada en el oriente próximo: Palestina.
La tierra en la que naciera Jesús y que en sus días fuera ocupada geográficamente por Galilea, Judea, Samaria y Perea. Tierra Santa para tres religiones, manchada de sangre y desencuentro, cubierta por el polvo del desierto y sacudida por las detonaciones de las bombas.
Ninguna referencia bíblica existe de Palestina, ni cita alguna en textos previos al dominio romano.
Recién con el Emperador Adriano, cuando en el año 73 d.c. asesinaran a 1.100.000 judíos, la región pasa a llamarse Palestina en alusión semántica a los filisteos, pueblo de mar llegado desde Creta, del poniente hacia el levante, como residual de la civilización minoica. 
Los filisteos ocuparon tan solo una parte del sudeste y terminaron integrándose completamente al Reino de David, a pesar de que la mayoría de este, sobreviviente de la masacre, fuera expulsado, habitual medida tomada por los emperadores romanos contra aquellos pueblos que le opusieran resistencia mayor.
Pero la historia de sufrimiento y sudor había empezado mucho antes para los hijos de Abraham.
Llegados desde Caldea a ese pequeño páramo recostado sobre el Mediterráneo, casi cuatro milenios atrás, han sido invadidos, secuestrados, degradados, perseguidos, esclavizados, diezmados y expulsados, pero nunca dejaron, aún en minoría, su presencia territorial en Palestina. Incluyendo la margen oriental del río Jordán, la actual Jordania.
Ellos mismos por mucho tiempo se autodenominaron "palestinos", algo que cambió definitiva y radicalmente en el año 1948.
En lugar de extinguirse, la llama de este pueblo resiliente, transhumante y obligado a una larga diáspora no solo se mantuvo incólume sino que se avivó por la hidalguía, por el espíritu de ese pueblo que ha ido forjándose en la fragua del sufrimiento, del sacrificio y del volver a empezar reiteradas veces.
De tal modo, los hijos de Abraham han ido destacándose con el correr de los siglos en las áreas más diversas, tales como la medicina, la filosofía, la psicología, el teatro, el comercio, la literatura, las ciencias, en todos aquellos destinos en donde les tocara afincarse. Vivieron unos 2000 años en territorios de otros pueblos, y si bien se integraron a todos ellos se encontraban generalmente ubicados en las márgenes de las sociedades no judías.
El apotegma popular de "lo que no te mata, te fortalece" pareciera calzarle perfectamente al pueblo judío. 
Pasamos rápidamente al "palestino" de hoy. Este es familiar cercano del judío, de la rama ismaelita que con el curso del tiempo abrazó, mayoritariamente, la fe musulmana. Este fenómeno empezó a partir de la llegada del Profeta Mahoma, nacido en el siglo VI después de Cristo. 
El Islam, por entonces, entró como cuña a fuerza de cimitarra y fue dividiendo etnias y tribus de la región así como expandiéndose por oriente medio, norte de áfrica y Europa con los sables del Imperio Otomano como ariete principal.
Como veremos, la media luna irrumpía de la mano de las espadas y los yelmos puntiagudos. 
Tan familiares son los lazos étnicos entre los pueblos que de Palestina que se ha encontrado ADN cananeo en árabes y judíos modernos en excavaciones llevadas a cabo en Megido, colina situada a 80 km de Jerusalem.
Por eso en nuestros días podemos encontrar i
sraelíes árabes y palestinos judíos, así como en Etiopía y Eritrea hallamos judíos negros, los falashas, que por manifestación más encumbrada tuvieron a la reina de Saba, mencionada en los evangelios de Mateo y Lucas.
Con el correr de los siglos y con el pueblo judío en la diáspora, Palestina termina siendo una provincia irrelevante y semiolvidada de la Siria Otomana. Una comarca yerma y desértica con una población pequeña que subsistía como podía abandonada a su suerte.
Al mismo tiempo la judeofobia iba cobrando vigor en Europa y la idea de un Estado Judío, de una vuelta a casa, se cimienta a partir de la Organización Sionista creada por el periodista austro- húngaro Theodor Hertzl. 
Sion fue inicialmente una fortaleza jebusea conquistada por el Rey David, que también da nombre a una colina baja situada al sur de la ciudad vieja de Jerusalem. Aunque simbólicamente significa para el colectivo judío como "Pueblo de Dios"
Fue así que desde 1881, de distintos puntos de Europa y en diversas oleadas migratorias muchos hebreos comienzan el retorno a su tierra de origen, la prometida por Yahvé a Abraham, integrándose a la minoría judía que nunca llegara a irse y comprando tierras a propietarios árabes en lo que había apenas un desierto pedregoso.
Con una verba incomparable, Marcos Aguinis señala:..."Vastas extensiones desérticas se cubrieron con el manto esmeralda de los naranjales. Las colinas pedregosas y ardientes de Judea, devastadas por los dientes de las cabras y el abandono de siglos, empezaron a ser embellecidas por el color de los pinos que se plantaban en sus laderas"...
Hacia fines del siglo XIX los inmigrantes construyeron caminos, escuelas, universidades, teatros, kibutzim, institutos científicos y técnicos, así como forestaron obsesivamente y hasta erigieron una estructura administrativa, inauguraron periódicos y crearon una filarmónica.
Los habitantes árabes observaban sorprendidos el dinamismo y el crecimiento que experimentaban los recién llegados y comenzaron a mirarlos de reojo. 
Al caer el Imperio Otomano durante la Primera Guerra Mundial, la Liga de las Naciones cede a Inglaterra la administración de Palestina y nace lo que se conoce como "Mandato Británico", que dura casi tres décadas y en el que Inglaterra prometiera tanto a judíos como a árabes la constitución de un Estado: a los primeros para una vuelta a su hogar, a los segundos para que levanten contra los turcos.
No tardarían en sobrevenir los desencuentros entre árabes y judíos. En primer término en pequeñas escaramuzas, posteriormente en conflictos con muertos de ambos lados con Inglaterra como árbitro ineficiente.
Hacia mediados de los años 30 se produjo un hito que probablemente haya constituido la piedra basal de una escalada de violencia sin retorno sostenida en los argumentos de la fe: el muftí de Jerusalem, Amin Al Husseini, máxima autoridad religiosa para los árabes de Palestina, trabó una compleja relación político-religiosa con Adolf Hitler, pretendiendo unir los destinos del oriente medio con los del dictador alemán. Promovió revueltas antijudías, encendió los ánimos de los musulmanes y hasta prohibió a los judíos orar frente al Muro de los Lamentos.
Al Husseini atacó tanto a judíos como a islamistas moderados.
El huevo de la serpiente estaba a la vista.
La moción de dos Estados que propusiera Inglaterra nunca fue aceptada por los árabes, que apenas un día después de la proclamación del Estado de Israel, el 14 de mayo de 1948 y al retirarse los británicos, cinco de sus naciones le declararon la guerra al nuevo país. El resultado fue una aplastante derrota árabe y un espíritu en suba del pueblo judío.
La catarata de episodios que se suceden desde aquél momento hasta nuestros días es interminable.
La creación de la OLP -1964-, 
La Guerra de los Seis Días -1967-, el asesinato de los atletas judíos en los JJ.OO. de 1972, La Guerra del Yom Kippur -1973-, el "Rescate de Entebbe" -1976- las dos Intifadas, distintos tratados que, tarde o temprano, alguno de los firmantes incumplía -Palestina generalmente-, el surgimiento de Hezbollah, el nacimiento de Hamás y Estado Islámico, podría continuar. 
Resulta llamativa la complacencia que la visión internacional ha tenido para con los árabes por sobre los judíos.
Poco o nada se dice de la ocupación palestina de jordanos y egipcios. 
Se soslaya escandalosamente la matanza de millares de árabes palestinos perpetrada por el régimen sirio de Háfez al- Ásad en sociedad con Hussein de Jordania en el "Septiembre Negro" de 1971 en el que cayeran más palestinos por las balas hermanas que en todos los enfrentamientos con Israel.
Sirios y jordanos, en lugar de integrar a palestinos, los masacraron primero y los confinaron en campamentos de refugiados después.
Tampoco se habla del bloqueo egipcio actual hacia la Franja de Gaza.
Como si poner el dedillo acusador sobre Israel fuese lo políticamente correcto.
Más allá de los abusos que tienen lugar en toda guerra, cuando las apetencias territoriales y argumentos de uno y otro lado toman partido, o que la sangre inocente sea dolorosa provenga de donde proveniere, lo cierto es que la cerrazón árabe, la teologización del conflicto y la radicalización de la posición de sus naciones les impidió ver lo conveniente que era tener un vecino moderno como Israel y no permanecer en el atraso medieval, a pesar de los miles de millones de dólares fruto de la limosna internacional que cae en el pozo de la corrupción y las arcas de Hamás. 
El mismo chiismo de sus gobiernos teocráticos y consejos de ayatollahs que le impidieran a Irán continuar con la integración de la mujer y la modernización de la vida y la economía.
Veo con pena el crecimiento de la judeofobia y la justificación del terrorismo que usa a inocentes como escudos humanos.
Y que el progresismo siga considerando villano al pueblo de Israel, diminuto pedazo de tierra en medio de un vasto universo musulmán.
Es sencillo vivir a miles de kilómetros de la Franja de Gaza e insultar a Israel, pretendiendo se cruce de brazos mientras la elite guerrillera gazatí ultraja niñas antes de ametrallarlas, apalea ancianos, asesina a embarazadas y decapita a bebés indefensos.
El mundo observa expectante y espera el contraataque israelí, cuyas consecuencias globales son insospechadas.
Continuará...


Pablo / @DruidbloggerOK 

















miércoles, 26 de julio de 2023

EL ÚLTIMO VIAJE DE MARTA

En la misa de 11 del domingo 15, el padre José Luis comunicaba la triste noticia de la partida de Marta. 
Últimamente ella andaba bastante paseandera. Y lo bien que hacía.
Acababa de regresar de un viaje al interior y la muerte la sorprendió en la soledad de su casa. La hallaron caída en el baño, acaso después de no responder los mensajes.
Ante cada escapada de varios días ella me recomendaba su vivienda por mensaje de whatsapp: "Pablo, cuídeme el ranchito" 
Y así hice cada vez, manteniéndome alerta ante ruidos o movimientos extraños, o ante volantes publicitarios pegados a su puerta y papeles arrojados a su vereda.
Los primeros años como vecinos no fueron de buena comunicación. Por detalles en los que no pienso abundar ella dejó de saludarme. Solía pasar por mi frente, contiguo al suyo, y mantenía un talante altivo, inmutable, hasta arrogante, ni me miraba siquiera y seguía de largo como si yo me fuese un árbol y ella una efigie ambulante.
Su esposo Arturo jamás dejó de hablarme. Compartíamos charlas en la puerta cuando aún podía hacerse con alguna tranquilidad. Pero ella, inexplicablemente molesta continuaba ignorándome, cobrándome a tasas usurarias algo que ella desaprobó de cuando apenas me mudara.
Pero una tardecita del 2014, en la que me viera llegar a la misa vespertina de entre semana, me miró, quizás sorprendida, y me preguntó si podía leer la primera lectura. Cosa que hice y repetí durante ese año por pedido suyo o de quien dirigiese la celebración.
Se trató de un antes y un después, de algún modo la liturgia nos revinculó, y como se verá en las próximas líneas la parroquia fue, más allá de encuentros circunstanciales por proximidad geográfica, un lugar común.
Y bueno fue. Tanto para mí, alguien a quien le que gusta llevarse bien con sus vecinos, así como para ella, pues pudo contar conmigo cada vez que me necesitó.
Como hacer trámites digitales relacionados a la jubilación de ambos, o como cuando la salud del bueno de Arturo, gallego osco y aguerrido en su momento, empezara a patearle en contra, por lo que varias veces debí ayudarla a alzarlo del suelo incluso de madrugada.
El fallecimiento de Arturo, cinco o seis años atrás, fue conmocionante para Marta.
Recuerdo su llanto ahogado en la declinación de cada jornada o bien entradas las noches. Era una mujer aferrada a su esposo, de quien dependía emocionalmente a pesar de sus rústicas formas y su inocultable tosquedad.
Llegaría, tarde o temprano, la hora del consuelo, que le permitió afrontar los desafíos cotidianos sin aquél que por ambos venía haciéndolo.
Con el correr de los meses dejó un saludable hábito compartido con su marido, el de andar en bicicleta, pero continuó con el de viajar al interior, algo que con él en vida hacían junto a otros jubilados.
Pero su última estación se vio signada por dos robos a su casa, a la que al cabo de un tiempo convirtió en fortaleza, con cerco más elevado al frente, cerco eléctrico en su terraza y detector de movimientos. Ello la golpeó, nuevamente comenzaron los llantos nocturnos, pero salió adelante y con los recaudos de seguridad tomados continuó con su espíritu aventurero.
Marta nos entregó a mí y a Marcela la tarjeta navideña parroquial, y cada tanto la veíamos sentada en los primeros asientos del ala izquierda de la capilla, entonando los cánticos con mucho ahínco, que es lo más valioso, aunque con los agudos sobreexigidos. 
No recuerdo cuándo fue la última vez que la vi. Sí sé que un día coincidimos con ella volviendo de la misa del sábado, y adecuamos nuestros largos pasos a los suyos para esperar luego a que entrara a su domicilio.
Me había comentado la contratación de un jardinero, al que buscara con  preocupación a fin de que ante cada escapada su césped siempre luciera corto y su casa siempre pareciera habitada.
Finalmente, casi un mes atrás, me recomendó nuevamente le mirara su "ranchito", se acercaba un nuevo paseo de varios días. Sin saber que sería el último planeado valija en mano.
Transcurrieron los días y los silencios fueron prolongándose más de la cuenta. Una mañana nos percatamos de una luz encendida las 24 horas en su pasillo y comprobamos que la bandera argentina, puesta en la previa del 9 de julio, seguía colgando en su ventana. Pero nada sospechamos.
A su último viaje, emprendido poco antes y sin que lo supiéramos, Marta fue despojada de equipaje.
Sin boleto, sin mudas de ropa, sin dinero ni itinerarios por recorrer.
Llegó la hora de reencontrarse con Arturo y sus amistades pueblerinas, de testificar la naturaleza divina del Dios a quien alababa, de descansar definitivamente.
Sus plantas de adelante siguen verdes y vigorosas, sus helechos inmarcesibles, las flores rosadas aún con todos sus pétalos.
Su casa, más silenciosa y sombría que nunca...


Pablo / @DruidbloggerOK



Jardín de adelante de Marta




miércoles, 21 de junio de 2023

PROFANACIÓN A TRES BANDAS

Entre agosto y septiembre de 1812, en una proeza cuya magnitud no sea acaso debidamente apreciada, el pueblo jujeño se encolumnó tras el Ejército del Norte comandado por el Gral. Belgrano y se retiraba rumbo a Córdoba para dejar "tierra arrasada" a las tropas realistas.
Los jujeños de entonces abandonaron sus posesiones y quemaron sus sembradíos sin distinción alguna, guiados por Belgrano casi como los hijos de Abraham, que a través del desierto de Egipto fueran guiados por Moisés, transportando fatigosamente sus animales y trastos en larga procesión y sometidos a las inclemencias del tiempo.
Todo en pos de salvaguardar la revolución en ciernes y de luchar por la Independencia de la Corona Española.
Poco más de dos siglos después, cuando aún se vive la violencia emanada por la organización clandestina Tupac Amaru, manifestantes insurgentes a poco estuvieron de tomar la Legislatura Provincial con el objetivo de incendiarla. 
Justo un 20 de Junio, Día de la Bandera Nacional creada justamente por Manuel Belgrano.
El Gobernador Morales, enemigo acérrimo de la activista millonaria Milagro Sala -líder condenada a prisión de la citada organización barrial- había promovido una reforma constitucional que entre sus principales postulados garantizaba la propiedad privada y la libre circulación de los ciudadanos ante piquetes y cortes de calles.
El resultado, una vez consensuada la reforma por los asambleístas de distintas fuerzas, no podía ser otro que el kirchnerismo apoyando con su discurso a los revoltosos y enviando al Secretario de DD.HH, periodistas, militantes de La Cámpora y sindicalistas de diversos gremios como arietes contra el Gobernador Morales.
Un Gobierno Nacional que pocos días antes intentara desvincularse de la desaparición y asesinato de Cecilia Strzyzowski en el Chaco solo por ser perpetrado por el núcleo íntimo de un poderoso líder piquetero, adjudicatario de tierras y grandes fondos de dinero en un distrito bajo gestión peronista. De haberse llevado a cabo en una provincia opositora seguramente el kirchnerismo habría responsabilizado a sus autoridades. Pero se sabe, ya ni doble es su moral, a esta altura es múltiple, mientras recrudece la avidez por la aparición de un muerto para adjudicárselo a la oposición.
Como si fuera poco, ATE, CETERA y CTA convocan a un paro general para este jueves en reclamo del "cese de la represión en Jujuy"
De este modo el oficialismo pretende invisibilizar las horrendas prácticas cometidas en el feudo chaqueño y atacar las Instituciones en Jujuy, al tiempo en el que profana el Día de la Bandera en una jornada en la que el Monumento de Rosario se vio despoblado como nunca. 
Esta actitud sería a la postre una profanación a tres bandas: a la Enseña Patria y la memoria de Belgrano, a la Institucionalidad y al pueblo Jujeños y a la verdad y la justicia en una paupérrima provincia en la que el derecho de pernada, la persecución a los disidentes y el deshecho de seres humanos en chiqueros, basurales y arroyos son moneda corriente. 
Primera conclusión: con los criminales no se negocia ni se dialoga nunca, con ellos se aplica la ley.
Segunda: hay que ser más oportuno para elegir los tiempos de revisiones constitucionales, poco faltaba para la llegada de un nuevo Gobierno.
Tercera y última: bueno es mostrar cohesión cuando el kirchnerismo prepara experimentos de Golpe y nos anticipa lo que hará después de diciembre, ni más ni menos que lo que viene preanunciando.
A arremangarse pues, a mantener firmeza y a defender las Instituciones del ataque de quien fuere.
En honor a la Patria, a Belgrano y a todos los ciudadanos de bien.
Amén.-


Pablo / @DruidbloggerOK







 

sábado, 18 de marzo de 2023

DESÁNIMO ESTIVAL

Acaso hayan colaborado sucesivas olas de torridez.
Mientras mi cuerpo fue manando un sudor inédito, fundidos a él discurrieron fragmentos de mi espíritu, que progresivamente ganó en languidez.
No fueron, sin embargo, solo las temperaturas monzónicas, todavía renuentes a dejarnos.
Con mi salud aún con interrogantes, días que pasaron como un suspiro y algún que otro desencuentro, afronté como pude las malas noticias de la economía y el termómetro social en punto de ebullición.
Y tras escuálidas vacaciones conurbanas retorné a la oficina, donde me encontré menos integrado que nunca y fuera de cualquier sintonía con el resto.
El desánimo ha venido anidando en torno a mí y dejándome su invalidante corset. 
Enclavó su bandera y me hizo recordar de qué se trata cuando en tu centro establece su soberanía.
Es un viejo conocido que tiene la llave de casa y se atribuye el entrar sin golpear.
Con más años a cuestas la vulnerabilidad que experimento es también mayor. 
No pienso reincidir después de tantos años en la psicoterapia, de dispares resultados y que reposa desde entonces en un escaparate de recuerdos.
La prueba holística vislumbraba mejor panorama. No obstante, la energía presagiada ni se ve, ni observo viajes o presuntas mudanzas en ciernes.
Soy yo, nuevamente yo, talmente yo en mi impermeabilidad hacia cambios de ruta, hacia las contramarchas, hacia planes nuevos.
Soy yo a pesar del amor recibido, de la misa vespertina y de la oración cotidiana.
El mismo que no es capaz de cambiar su rumbo ni la pequeña geografía conocida. 
Bueno sería vivir por un tiempo en silencio, gozar de una notable facultad de interpretación y empatía que me permitan interactuar sin la necesidad de hablar. 
Que hablen más los gestos, las actitudes, las miradas.
Incluso porque no fluye argumento nuevo a debatir dondequiera que yo vaya.
Se ha desvanecido mi ya pobre tolerancia.
Me cansé de la recurrencia y de los lugares comunes. Y los discursos o pequeñas alocuciones me parecen gritos. 
Todo el mundo invade mi libertad, me pasa por la banquina, me toca bocina, me interrumpe.
Me siento distinto a los demás, como en otra dimensión, único ciudadano de mi microplaneta y zona de confort, sin ganas de conocer más gente o de sumar desencantos.
Siento como si este verano, cual botín, se robara parte de mi esperanza.
Empezó prematuramente y terminará yéndose en pleno otoño, confundiendo a los árboles y extendiendo interminablemente sus brazos ígneos.  
Que sea este apenas un desánimo estival.
Y que cuando la hojarasca empiece a tapizar calles, jardines y veredas, mi espíritu vaya generando nuevos brotes.


Pablo /  @DruidbloggerOK







jueves, 10 de noviembre de 2022

MI VIAJE

¿Y si el viaje anticipado
para el ya próximo año,
por labios de la pitonisa,
no fuera en este plano
de mundana geografía?



¿Y si ese gentío de blanco,
según reza el oráculo,
almas a mi encuentro
así lo confirmaran
en largo alineamiento?


¿Y si la mudanza plausible 
que se respira en el aire,
no sea hacia otro barrio,
poblado, paraje,
sino a la Patria Eterna
con todo mi linaje?


¿Y si esos muebles viejos,
donados en mayoría,
se marchan de mi casa
pues ya a nadie servirían, 
ni nadie de tenerlos
tendría la osadía? 


Sin bultos ni valijas,
así será mi partida.
Sólo sueños incumplidos,
también flores marchitas,
puñado de melodías
y un gran amor tardío.


Presente y futuro,
a mi derecha, mi amada.
Será así mientras por aquí ande;
y aún flotando en madrugada,
cuando descienda a velar tu sueño
hasta que florezca la mañana.


Pablo / @DruidbloggerOK












lunes, 3 de octubre de 2022

ESTIRAMIENTOS

Estiramientos previos al entrenamiento -o para hacer cotidianamente en casa-💪 



























lunes, 12 de septiembre de 2022

CUANDO ME SUELTES

Cuando me sueltes lo habré intentado todo
para amortiguar el golpe.
Aunque sin suerte.
Mientras vaya destilando nuevas lágrimas
y reviviendo viejos dolores.
Será cuando compruebes, al llegarte la sed,  
que está vacía mi fuente.
Y que al observar el mapa de mis pisadas
divisarás solo un par, y con rumbo errante.
Como casi siempre.
Cuando no logre mucho más que hacerte reír, 
de tu hombro llevarte, mirarte extasiado o,
simplemente, una poesía ofrendarte.
Cuando me sueltes
veré las flores de mis sueños caer al marchitarse.
Y sentiré transmutar tu entusiasmo
en desencanto inevitable. 
Aún con dulzura, tan tuya y tan mágica
como un claro de Luna.
Aún con un beso, que alejándose de mis labios
buscarán el confín de mi frente.
Aún con tu abrazo, inigualable ya para mí,
pero a modo de epitafio.
Cuando me sueltes...


Pablo / @DruidbloggerOK

Para SMS






domingo, 17 de julio de 2022

OROÑO

Aún no siendo una finca, o una estancia, te refería con un nombre cuando de vos hablaba.
Pude haberte llamado de mil modos más apropiados, más simbólicos, más alegóricos.
Pero llevabas el 1591 de la calle Nicasio Oroño, a metros de Posta de Pardo, no lejos del confín sudeste del barrio Villa Irupé, de Ituzaingó, otrora ocupado por tambos, huertas y quintas. 
Y te quedó Oroño, nomás.
Eras una casita minúscula y virginal, llave en mano y de colores pastel, parte de un condominio deshabitado y silencioso al que llegara por casualidad cierta tarde del milenio anterior; cansado de tanto deambular con mi viejo Fiat Uno.
Llovía a cántaros, llevaba horas manejando por la zona mirando carteles de inmobiliarias enclavados en jardines y frentes, o pendiendo de ventanas y portones de casas a la venta.
Te vi y me enamoré. Me entraste por los ojos, tal como a los hombres suelen entrarnos las mujeres. Y cuando hablé con el martillero comprobé que tu precio era una suma que yo podía pagar.
No pude disfrutarte mucho. Pero hasta que el destino me asestara dos fuertes golpes, sobre todo el segundo, novié con vos.
Sí, Oroño, fuiste y me contuviste como una bella novia.
Me seguiste perteneciendo un tiempo, a pesar de que debiera dejarte por imperio de circunstancias que me excedían largamente.
Y te liquidé a precio de regalo, cuando mi vida había dado un giro violento y el resto de las unidades funcionales estaban ya usurpadas.
Te regalé, Oroño. No lo merecías, pero así estaba escrito tenía que ser.
Entiendo que es por ello que te sueño, casita metamórfica. Porque cada tanto, en madrugadas largas, me encuentro llegando a tu entrada, o dentro incluso de tu propio interior. Y te hallo vacía y en desorden, con cortinas y muebles llenos de polvo. 
Pero no hay un sueño en el que luzcas igual.
A veces tu fondo es amplio y con fronda de árboles añosos.
Otras, en cambio, tenés el dormitorio con la cama hecha, una biblioteca ordenada y la heladera llena de víveres, como invitándome a quedarme esa noche al menos.
Como si quisieras reconquistarme. Como si hiciera falta...
La última, antenoche, vi que la vecina de enfrente, la señora de Vázquez, ya no me reconocía. Y mientras al salir ponía en marcha el auto te miraba con culpa, como si estuviera abandonándote nuevamente hasta el próximo sueño.
Esperame, Oroño, porque aún en mis sueños mi corazón siempre me hará volver.
Como suele ocurrir con el primer amor, que permanece casi incólume más allá de los caminos laberínticos que nos depara la vida...


"Tu casa debería contar la historia de quien eres, ser una colección de las cosas que amas"... Nate Berkus


Pablo  /  @DruidbloggerOK


Nicasio Oroño 1591. Ituzaingó- Buenos Aires